(LUNES 20 DE SEPTIEMBRE, 2021-EL JORNAL). Algunos jóvenes me han solicitado que escriba sobre el coparse ¿qué era?, seguramente porque han escuchado a sus padres decir “yo me copé con fulano” “yo me copé con mengana” “yo me copaba con sutana”.
Inclusive a muchos jóvenes no les gusta que sus padres lo digan así, porque lo consideran muy “polo”. El coparse, aunque la palabra copar del diccionario no tiene ninguna relación, era cuando una pareja decidía compartir algunos momentos de compañía, de diversión y quizá por allí un o unos besillos.
Pero la relación podría ir más allá, ser más duradera, convertirse en un noviazgo, y con suerte hasta en matrimonio. Desde luego tenía que haber cierta atracción, mutua atracción. Me voy a poner de ejemplo para explicarme mejor: si a mí me gustaba o me atraía una muchacha, la invitaba a salir, a conversar en el parque, a un baile, a comer un helado, a ir a un turno, y si ella aceptaba y compartíamos esos ratos, y hasta nos dábamos la mano, nos abrazábamos y como dije un “besito” por allí, entonces uno decía “me copé”, y ella también decía “me copé”.
Claro si el asunto seguía, ya había que ir a hablar con los padres de la joven y oficializar el noviazgo. A pesar de que era una sociedad más machista, era muy bonito, creo que existía más respeto y las relaciones eran más sanas.
Hoy día los jóvenes dicen “voy para donde la güila” “me apreté”, ya no piden la entrada a los suegros, se “copan”, se “apretan” y se besan en cualquier parte, en la calle, en los corredores del colegio, en el parque, ya no “marcan” en la sala de la casa, sino en los cuartos, pero bueno esta es otra historia, para analizar en otro espacio y en otro momento. Lo de hoy es recordar ¡qué hermoso era coparse!