(SAN JOSÉ, COSTA RICA 28 DE DICIEMBRE, 2016-EL JORNAL). El tema de las ligas menores en Costa Rica se emparenta con el de la infraestructura de los estadios de la Primera y la Segunda División: son una eterna promesa.Y ahora, con la llegada de Benito Floro a la Liga, tiende a ponerse de moda nuevamente.
Aunque algunos equipos como Saprissa, Alajuelense, Cartaginés y Herediano han mejorado un poco en el campo de la atención a las ligas menores, todavía están muy lejos de alcanzar un desarrollo que los catapulte como un semillero de talentos.
La prueba más fehaciente y rápida es determinar cuántos jugadores de sus divisiones menores llegan al primer equipo.
Me dirán, quizá, que eso le sucede incluso al Barcelona y al Real Madrid, y en alguna medida es cierto, dado que La Masía, por ejemplo, tiene temporadas en que no salen tantos talentos como se requieren, solo en el pasado invierno el equipo azulgrana se gastó 173 millones de euros en la contratación de seis jugadores.
Para que las ligas menores funcionen en un equipo se debe de empezar por tener a los mejores entrenadores, con la mejor capacitación, así como el auxilio de destacados busca talentos.
Es famosa la anécdota de cuando los visores del Barça fueron a ver a ese niño llamado Andrés Iniesta: después de cinco minutos el visor dijo: “suficiente, sáquenlo, no necesito ver más”. Ese era un verdadero conocedor del fútbol y así fue como Iniesta, con diez años, hizo maletas de Fuentealbilla, en Albacete, y se trasladó a Barcelona, donde se encontraría con un compañero que más tarde sería su gran amigo: Víctor Valdez.
Y también es fascinante la forma en que Guti (José María Gutiérrez) se vinculó al Real Madrid: El Rayito de Torrejón fue a la ciudad deportiva del Madrid a jugar un amistoso, y el técnico del Madrid dijo, cuando iba a empezar la segunda parte,: «ese niño (Guti) puede jugar con nosotros este tiempo». Y se quedó para siempre en el equipo blanco.
De modo que no solo se necesitan buenos visores, sino también entrenadores capacitados, bien pagados y con suficientes condiciones (canchas, gimnasios, etc.) para darle la mejor formación a los futuros futbolistas.
¿Pasa eso en Costa Rica? Realmente no.
(En el país se confunde, todavía, la función de los visores con la de entrenadores).
Un caso esporádico, del que hablaremos otro día es el del complejo deportivo Wilmer López, de don Edgar Artavia, que ya ha suplido de jugadores a las selecciones menores del país.
De forma tal que al llegar Benito Floro a la Liga, tema del que ya escribimos en una columna anterior, hace que se vuelva la mirada a las ligas menores, ese espacio que está por conquistarse y que, de hacer bien, podría convertir a Costa Rica en un semillero de talentos para los equipos del mundo, no obstante, hay mucho camino por recorrer todavía.
*Escritor y periodista. Autor de La Gran Hazaña.
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