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¿Existe la Segunda División?

(PUNTO FINAL-21 DE DICIEMBRE-2016-EL JORNAL). Mi primer trabajo como reportero en La Nación fue para cubrir, durante un año, la Segunda División (hoy oficialmente Liga de Ascenso) del fútbol costarricense y ya en mi primera cobertura percibí que ese campeonato estaba más cerca del balompié aficionado que de la primera categoría.

Eso fue ya hace 20 años, el tiempo es implacable, ya lo sabemos, y al parecer la situación no ha cambiado mucho. El domingo pasado se supo que Jicaral se coronó campeón del torneo de Apertura, ahora habrá que esperar otros seis meses para que una noticia de la Liga de Ascenso tenga verdadera relevancia.

Al principio esta categoría era una especie de cementerio de elefantes donde iban a descansar y a cerrar sus carreras jugadores destacados de la Primera División, que en el ocaso de sus vidas futbolísticas se ganaban unos colones de más, y, sobre todo, se divertían sin tener que someterse a mayores presiones.

Luego vino un tiempo en que se le visualizó como el espacio que dejaban los partidos de promesas, que se disputaban antes de cada encuentro de la Primera División, y se enviaron a los jóvenes a equipos de diferentes zonas del país.

Ni una ni otra fórmula terminaron por acentuarse, por lo que la Liga de Ascenso flota en un extraño espacio entre ser y no ser, como ya lo decía el gran dramaturgo inglés William Shakespeare.

La cobertura que recibe esta liga por parte de los medios de comunicación es mínima por no decir ninguna y ahí empieza uno de sus grandes problemas: si no existe para los  medios dicha categoría no es más que un fantasma.

Y claro está que los medios no acuden a cubrirla porque es un torneo poco atractivo, del que sale una que otra figura, cada vez que en Roma cambian de Papa.

La situación es lamentable porque podría ser una categoría trampolín para los jóvenes futbolistas y así los equipos de Primera se verían obligados a tener representación en ella.

La Segunda División, como debería seguir llamándose por el arraigo del nombre, podría ser un semillero de verdaderos talentos y tiene un gran potencial como liga, pero requiere con urgencia de una reingeniería, que, por lo pronto, se vislumbra lejos.

*Máster en Literatura y autor de La Gran Hazaña

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