(DOMINGO 15 DE NOVIEMBRE, 2020-EL JORNAL). Los enlaces de la naturaleza están tan bien definidos, que si alguno se rompe tarda su tiempo en reponerse o se pierden.
Cada mañana tratamos de observar las actividades de las aves en los alrededores de la casa. Las plantas que, con sus flores, frutos y semillas, aportan un variable «menú» para los visitantes. Los que llegan por el néctar, los que aprovechan de los frutos maduros, los insectos que en las plantas están, en fin, un manjar en todas sus anchas.
La variedad del «menú» es similar a la variedad de especies que se acercan, dándonos la oportunidad de apreciar y disfrutar de su presencia. La agilidad y posturas que desarrollan para sus acciones los hacen una maravilla para las cámaras.
Las maniobras que realizan las aves para tomar su alimento llaman la atención, ya que para esto han desarrollado habilidades dignas de admiración y que han servido para el hombre en la invención.
Además, hemos logrado ver aves que han nacido en los alrededores del jardín, como el caso de los Toledos (Chiroxiphia linearis), donde los padres han llevado a sus juveniles a disfrutar de las semillas y bayas del “Matapalo” que se producen en este.
El Colibri Coliazul (Amazilia hoffmanii), que de las flores de la Platanilla obtiene el néctar, insectos, arañas y hormigas. Dejándonos admírarlo de cerca con su destreza para volar.
La interacción de las especies en el jardín nos da la oportunidad de poder apreciarlas día a día, y poder ver cómo los adultos traen a sus críos y luego verlos a ellos disfrutar de las delicias que el jardín les provee con absoluta tranquilidad.
Bachiller en Turismo Sostenible /Turismo Ornitológico