(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 31 DE MARZO, 2017-EL JORNAL). Que agradable, cada mañana cuando nos levantamos y en nuestro jardín escuchamos los silbidos melodiosos del Sinsonte (Saltator coerulescens).
También, estos días que he estado viajando por la ruta 301, carretera a Parrita, en la localidad de Cangrejal, he podido apreciar un buen grupo de estas aves que, con sus trinos bien melosos, se perchan entre las ramas bajas de los árboles, para cantar en parejas.
Su color; gris pizarra sobre su espalda, café oscuro en su pecho y abdomen, por debajo de cola, en su base, tiene un tinte ocráceo. Sobre sus ojos una ceja blanca ancha que nace desde la base del pico. Bajo su garganta presenta una mancha blanca bordeada con líneas negras que nacen de la base del pico. Patas negras y su pico, de forma cónica, color negro. Hembra y macho son similares.
Se alimentan principalmente de brotes tiernos de bejucos, flores, frutos, semillas como del “güititte” y algunos insectos. De ahí que también que se les conoce como “Come puntas” y “Come chayote” ya que le gusta los retoños tiernos de esta planta.
Habita áreas con matorrales, crecimiento secundario, jardines, cafetales y cultivos. Es un azote para las milpas, chayoteras y los racimos de banano.
Especie residente, que cada mañana, en época de apareamiento, realiza junto a su pareja hermosos dúos melodiosos.
“Pajareando” se debe tener la pericia de conocer las variaciones de colores entre las especies; diferencia ente macho y hembra, juveniles y en época de apareamiento, además sus cantos, ya que cuando los escuchamos, podemos discernir qué especie podría ser y por supuesto, su ubicación.
El deleitarse con los cantos y plumajes de las aves, nos ayuda a comprender que la vida está llena de colores y bellas armonías.
*Observador de aves.