(MARTES 15 DE DICIEMBRE, 2020-EL JORNAL). Desde principios de año hemos estado pendientes de una actividad inusual con un grupo de Pericos. Conocidos como “Cotorras” (Psittacara finschi) tienen su residencia en unas palmeras cerca de nuestra casa.
De color verde todo su plumaje, presentan una mancha roja brillante sobre su frente cuando son adultos y algunos puntos del mismo color entre su cuello y nuca. Viven en parejas durante casi toda su vida y estas se reúnen en palmeras o árboles altos para dormir.
Cerca de 60 individuos conviven entre las palmeras. Temprano en la mañana, cuando se despiertan, salen del nido y se perchan en los arboles altos aledaños, donde las parejas se acicalan, para luego en un vuelo sincronizado salen en grupo en busca de alimento.
Se alimentan de flores, frutos maduros y hojas tiernas, comparten en grupo los árboles para alimentarse.
Cuando se avecina el crepúsculo, realizan la misma acción, pero, al contrario. Llegan los grupos de cotorras y se perchan en los árboles cercanos, para luego, de pareja en pareja se van a las palmeras a dormir.
Los Pericos, como en este caso las Cotorras, se unen en pareja de por vida y conviven en grupos para protegerse de los depredadores y buscar su alimento.
Estos que duermen cerca de la casa son nuestros despertadores naturales y nos embellecen nuestro barrio con sus acrobáticos vuelos que nos anuncian la llegada de la estación seca.