(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 5 DE AGOSTO, 2020-EL JORNAL). La experiencia de poder ver una especie de ave, que pocas veces se puede observar en el campo y más en la Zona Caraigres, convierte el salir a “Pajarear” en una magnífica opción en nuestros parajes.
La restauración de algunos parches de bosques ha dado a una creciente presencia de especies nuevas en la zona.
Recientemente, Jairo Granados, lector de la columna, vecino del pueblo de La Soledad de Sabanillas de Acosta, nos comentó sobre la observación de un ave que él nunca se había escuchado ni visto antes.
Al lado de un sendero entre la montaña, sobre un tronco de un árbol podado, un animal emplumado, difícil de diferenciar entre el tronco, permanecía inmóvil y semi despierto.
El “Pájaro Estaca” (Nyctibius griseus), se le llama así por su práctica de ocultarse en su hábitat. Su plumaje, entre café, negro, gris y blanco, asemeja la corteza de los arboles cubiertos con algas y líquenes. Se posa sobre un tronco o salida de una rama, tomando una posición críptica, sin moverse durante todo el día. Empezando a oscurecer es que empieza su actividad, ya que es estrictamente nocturno.
Se alimenta de insectos, polillas y abejones, los que caza en vuelo.
Nos comenta Jairo Granados que cuando empieza la noche y parte de la madrugada, escuchaban un sonido de algo que nunca habían percibido. Sus papás le contaron que hacía años ellos no habían percibido ese sonido, pues no sabían que era un ave.
Su canto es algo quejumbroso. Algunos pobladores le llaman bruja, ya que ese extraño sonido no se le atribuía a ningún animal.
La práctica de las aves para adaptarse al medio es una maravilla de la creación que han practicado por miles de años todas las especies de este planeta.
Adilio Antonio Zeledón Meza/Turismo Ornitológico/Licencia ICT 2423
