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Las “fake news” en la economía inmoral

Rafael Ugalde*

 

(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 10 DE AGOSTO, 2019-EL JORNAL). El fin primario de esta columna, muy humilde, por cierto, en comparación con las de  “expertos” y destacados coeficientes intelectuales escribidores en ”La Nación”, era referirme a nuestro  fracaso en los Juegos Panamericanos de Perú, así como  las diversas intensidades alcanzadas por las llamadas “fake news” en todos nuestros grandes medios de comunicaciones ocultando contextos, exaltando falsos patriotismos o simplemente invisibilizando lo insostenible,  respecto a una selecta casta de calificados burócratas deportivos.

Debieron transcurrir 36 años de decorada dictadura neoliberal en México –pintada de ejemplar “democracia” por la mafia institucionalizada- para detectar las cuotas de falsedad, en cuanto al llamado  déficit fiscal provocado por altos salarios de empleados estatales y otros “gastos” sociales, con el único fin de ocultar  el pillaje aristocrático en nuestros países.

El presidente Andrés Manuel López Obrador prometió este año “congelar”  impuestos, elevar  salarios  para dinamizar la economía interna, subir las jubilaciones, acrecentar la ayuda a los  discapacitados, con solo los fondos recuperados de la corrupción en las altas esferas, reactivar las empresas públicas asfixiadas y enunciar al endeudamiento interno.

La corrupción, en el nuevo enfoque, no es el pobre diablo vendedor de cigarrillos al menudeo o aguacates contrabandeados, para llevar el litro de leche a casa, sino está en las cúpulas de los Poderes Ejecutivo, Legislativo, Judicial, Electoral, Instituciones  etc., con sus lujos, pago de comisiones, viajes, “moches” por concesiones, “reconocimientos” por obras contratadas por un valor y finalizadas con doble precio, salarios estratosféricos en magistraturas, parlamentos, banqueros, asesorías, propaganda institucional etc.

Esta necesidad de moral en la economía, frente a sus pillos descarados, que permea el derecho internacional, la diplomacia, el comercia, etc., está manifestada  en el reciente XXV Encuentro de Sao Paulo celebrado en Venezuela – por cierto, los abanderados de la “libertad de prensa” y enemigos de las “Fake News” acá, hicieron mutis-; pues ya es insostenible en Argentina, por ejemplo, el hambre generalizada en ciertos sectores de la población, en Colombia hay 500 mil niños desnutridos, mientras los banqueros celebran a los largo y ancho de América Latina ganancias arriba de 30% promedio.

En Costa Rica, la estrangulación de la Seguridad Social  es evidente: no es gasto los altos salarios  pagados a los tecnócratas de lujosas corbatas, ni el pago de sobre precio de medicamentos, ni la compra de servicios a hospitales privados, pero sí está obligada a reportar como  gasto  si quiere producir  sus propias medicinas, (más allá de la  de la crema de rosas entregada veces a sus asegurados),  la creación de laboratorios, la adquisición de aceleradores lineales, etc.

Contrasta lo anterior con los ₡25. 029 906 960,00 ($ 44.616.589) como monto máximo  a pagar por los costarricenses a los partidos políticos – defensores a muerte del “crecimiento” económico sin desarrollo humano -,   por 3 904 159  votos ($ 11.42 por cada sufragio),  emitidos en las elecciones de 2018, según datos oficiales.

O las exenciones de al menos de  ₡ 6.210,000,000 millones  anuales por impuesto de renta a 138 poderosas  empresas consideradas grandes contribuyentes, que declararon    pérdidas o falta  de ganancias por varios años, según  públicó el Ministro de Hacienda en diciembre de 2018, por orden de un alto tribunal de la república. De lo contrario nadie se hubiera enterado.

 Si una empresa considerada “gran contribuyente” –  ganan más de   450 millones anuales-  deja de tributar el 10% de renta, esto significa 45 millones anuales mínimo, por 138 de  ellas, nos da 6,210,000,000 perdonados por la  hacienda pública ( $ 10,781,250 ). Si a eso se suma que estos “regalos fiscales” vienen desde hace más de cinco años, la deuda con la sociedad costarricense es de al menos $ 53,906,250 millones.

No hay impuestos a la población suficientes, ni venta de activos estatales, ni “ahogamientos” ni “rebalanceos” de Refinadora de Petroleo (RECOPE), ni de la Caja del Seguro Social, ni del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), ni desnaturalización de la educación universitaria pública suficientes, pues atribuir el faltante fiscal únicamente al pueblo es una mentira de los que hicieron un negocio con su ética y despojaron de toda moral a la economía.

Periodista, abogado y notario graduado por la UCR.

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