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El retorno a 2010

 (SAN JOSÉ, COSTA RICA, 11 DE JUNIO, 2018-EL JORNAL). Un lego en fútbol como el suscrito siempre ve las cosas de la selección mundialista con ojos distintos a auténticos maestros como Mario Segura, Everardo Herrera, Hernán Morales y algunos de los muchachones de La Nación.

Cuando la vez pasada triunfamos 3-0 frente a Irlanda del Norte, número 27 en el escalafón de FIFA, me preocupé por mi vejez: ellos denotaban emoción por la categórica victoria; yo me entristecí.

Ellos vieron un seleccionado del “Machillo” que dominó el partido de principio a fin,  calificaron de “bueno” el cotejo; este profano  un entrenamiento de despedida y felicité a la FEDEFUTBOL por el “paquetazo”.

Vi “bloques” plantados por  el “Machillo” totalmente desmejorados, en relación con cuatro años atrás  en Brasil.

 Cualquier selección que aplique un buen “pressing” a los “boys” de Óscar, me dije, nos despedazará.

Contra Inglaterra esta maldición gitana se cumplió, pese que el representativo inglés  no es cosa del otro mundo porque está en proceso de formación.

 Nos superaron 2-0 tácticamente en todos los planos. ¿Qué gana Costa Rica con controlar  el balón en el segundo tiempo, si el bloque ofensivo es un desastre conceptualmente hablando?

El bloque defensivo nacional es movedizo, despistado, al mejor estilo del viejo fútbol de 2010.

De  aquella afinada defensa que  casi no cometía errores y salía sincronizadamente para dejar al rival fuera de juego, no queda nada.

La media cancha naufraga en su afán de marcar a presión y, frente a la falta de ideas o conductor que atraiga o rompa la defensa rival, decide jugar hacia atrás.

Cuarenta y cinco minutos ante Inglaterra requirió el  bloque ofensivo para realizar tres remates en el segundo tiempo: dos a las graderías y uno rebotado por el guardapalos.

Son problemas conceptuales de cómo se juega el fútbol moderno. Si bien al tico le gusta el  “chineo” del balón, eso pertenece al balompié de antes de 2010.

En Brasil 2014 el fútbol escogió el camino de la “efectividad”, independientemente si el cuadro rival se adueña del balón, hace “pressing” prolongado, ataca por los costados o juega a toques cortos o largos.

El hecho de que Bryan Ruiz no haya ingresado de cambio frente a los ingleses por un error administrativo- su ingreso en nada hubiera cambiado el juego- es un indicio de cómo estamos con miras a  Rusia.

Ojalá me equivoque y del octavo puesto alcanzado hace cuatro años brinquemos al tercero, segundo y, por qué no, al primero.

En todo caso, les prometo que no me perderé una transmisión de los que verdaderamente saben sobre fútbol y nos deleitan desde Rusia.

Aprenderé mucho de todos ellos y seguramente después del Mundial se me aclarará, por fin, cómo se llama si bajamos del octavo conquistado en el 2014.

Ya les contaré todo lo aprendido.

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