EDITORIAL

(VIERNES 21 DE FEBRERO, 2025-EL JORNAL). El mundo occidental vive días oscuros, en los que vale más una motosierra que un libro, y más, incluso, que el pensamiento reflexivo,  en una humanidad que se encamina a la supervivencia del más fuerte.

Las políticas del Estado que buscaban proteger a los más desposeídos, a los Milei y a los Mosk les huele a rancio. Hay que arrasar con la solidad, con el socialismo y desde, luego con el Estado.

Estos autodenominados líderes de la ultraderecha, legitimados con el voto, son los que hoy acamparan portadas y noticias en el mundo entero. Se olvida que llegaron gracias al voto, muchas veces manipulado con ejércitos de troles que atacan posiciones desde todos los frentes, pero siempre bajo la mampara de la democracia.

Hace rato que en Occidente solo hay democracias electorales, no verdaderas democracias.

En una reuinón en Washington, Estados Unidos, Javier Milei, presidente argentino, le entregó a Elon Musk una motosierra como símbolo de que hay que mutilar la existencia del otro que no piense como ellos.

En medio de la tragedia que significa la llega al poder de Donald Trump y su partida de «trumpcitos» alrededor del mundo, algunos disfrazados de jaguares, por ejemplo, la sociedad debe repensarse el valor del voto.

El voto no solo es ir cada cuatro años a las urnas. Tienen un valor mucho más alto y trascendente. No se le pueden entregar las llaves a cualquiera de tu propia casa. Igual debería de suceder con el Estado.

El voto debe ser garantía del bienestar de la colectividad y no la vía para que muchos energúmenos de la política hagan fiesta y circo y presuman de motosierras, en vez de libros y pensamiento