(VIERNES 20 DE MAYO -2022- EL JORNAL). La confianza es el valor número uno en las relaciones humanas. Así ha sido reconocido por los distintos paradigmas de la administración moderna, de modo que cuando usted tiene a un entrenador y le trae otro de mayor jerarquía, es inevitable que la sombra de este se prolongue por todo el espectro.
Es lo que ha sucedido en el Cartaginés con la llegada de Mauricio Wrigth, un técnico que ha sido campeón como jugador y como entrenador, y que disputó un Mundial mayor, frente a un Geiner Segura que es un gran ejemplo de superación personal, pero que ni como futbolista ni como técnico, tuvo esas vivencias.
No pasa nada. Que la balanza no se aletere por tales situaciones. Lo que sí modifica la ecuación es que Wright llega con la memoria resiente de haber sido campeón y de haberse ido del Saprissa porque no admitió ningún tipo de imposiciones. ¿Ahora podrá ser segundo cuando por sus venas corre un liderazgo natural?
La intención del presidente del Cartaginés, Leonardo Vargas, puede ser muy buena, pero los resultados están por verse, porque el hombre, más que un ser de lejanías, como decía Heidergger, es un ser de poder. Basta con ver a dos niños jugar para comprobar que en cualquier momento hay conflicto.
Por ende, pensar que todo irá por un camino de rosas, aunque sea en un breve período, es ser ingenuo. Lo mejor hubiera sido morir con Geiner Segura o si su confianza ya estaba minada, despedirlo e instalar a Mauricio Wright.
Un matrimonio de tres, dicen, nunca funciona. Así que sería muy extraño que Cartaginés eche abajo siglos de historia, en los que las luchas por el poder han sido una constante, y son inevitables por la sencilla razón del factor humano. Una mirada a la historia de Roma bastaría para convencerse de ello.
Vargas optó por meter a un ornitorrinco en el banquillo brumoso: Aquae Fundation, lo describe así: “El ornitorrinco es un mamífero con pico de pato, cola de castor y patas de nutria que resulta único por su aspecto. Resulta único también por ser uno de los pocos mamíferos que ponen huevos. Y, además, es un animal venenoso que utiliza la detención por campos magnéticos para capturar a sus presas. Algo verdaderamente excepcional”.
Los blanquiazules apuestar por dos técnicos con ideas y sensaciones distintas. Con caminos diversos y con experiencias disímiles sentados en el mismo banquillo.
Cartaginés quiere “algo verdaderamente excepcional”. Y el experimento puede terminar muy mal. Que no digan que no lo advertí.