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Punto perfecto en la tormenta

(VIERNES  03 DE SEPTIEMBRE, 2021-EL JORNAL). El partido contra Panamá se hizo larguísimo. Parecía Interminable. Con una Selección Nacional arrinconada e incapaz de sostener el balón por al menos 15 segundos.

El punto consechado en el Rommel Fernández es un punto perfecto, dadas las circunstancias, pero si el fútbol se ganara o se perdiera por sensaciones, salimos vapuleados del estadio canalero.

Más allá de que la Selección tenga solo cuatro meses al mando de Luis Fernando Suárez la pobre presentación deja muchas dudas. Es cierto que se puntuó en terreno ajeno, pero a costa de no hacer ni siquiera un remate directo. ¿Así se va a un Mundial? Parece una utopía pensarlo.

Durante el partido, me pregunté qué hubiera pasado si en lugar de Suárez estuviera un técnico nacional en ese banquillo: lo acribillaríamos de inmediato y pediríamos rectificaciones con la guillotina flotándole sobre su cabeza.

O es que ahora, como es Suárez y tiene acento colombiano y un verbo que le respalda, nos vamos a conformar con el discurso del ‘táctico del fútbol’, porque este personaje siempre aparece para decir que hay que ver el orden defensivo, la solidez de la zaga y que posesión de pelota no es sinónimo de garantías ni de triunfos, y si no creen vean lo que le pasó a Panamá, que dominó 80 de los 90 minutos y salió con el mismo punto que Costa Rica.

Suárez tiene una particularidad interesantísima y que le traiciona: habla y dice muchas cosas con su rostro, sin necesidad de soltar palabra. Y en la conferencia de prensa su rostro expresaba su disgusto, su preocupación e incluso su impacto con el pobre rendimiento exhibido por la Selección.

Trató de expicar que todo partido es distinto. Y eso es cierto. En general, en la vida, un segundo no se parece a otro, pero de ahí a que se maquille el juego de la Selección es otro cuento.

El encuentro me recordó aquellos partidos de finales de los años ochentas entre, por ejemplo, Saprisa y San Ramón, con el equipo poeta metido atrás, viendo cómo hacía que pasara el tiempo, pero sin tener presencia en ataque y casi sin pasar de media cancha, como le sucedió ayer a la Tricolor.

Una Costa Rica disminuida, sin jugadores capaces de hacer dos pases seguidos, sin personalidad y solo tirando del milagro, obtuvo un punto perfecto ante Panamá, en medio de la tormenta de contradicciones y carencias que es su juego hoy.

 

Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez.

 

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