POR CARMEN. C

(MARTES 16 DE MAYO 2023-EL JORNAL). Mi querida amiga : ¿Conoce usted el legado que ganó Julia de sus ancestros?

La linda Abuelita Piedades– además de ser la curandera y comadrona del poblado de Los Olivos y ser una mujer de fe, capaz de encender velas, invocar y pedir favores al Niñito Jesús, a la Virgen María y al sin número de santos en quienes confiaba y creía–, también fue una mujer tierna, romántica, apasionada enamorada de la vida, creyente del amor, fiel esposa y compañera con un corazón generoso dispuesta siempre a compartir, y cuidar hasta el final a quien fue el gran amor de su vida.

Cuando la Abuela Piedades tenía 14 años aceptó ser la novia de Gerardo, los dos eran de la misma edad,  se conocían y compartían juegos desde niños y aunque sus familias se llevaban muy bien, el padre de Gerardo quería que su hijo eligiera una esposa perteneciente a una familia adinerada; razón por la cual la pareja de adolescentes enamorados mantuvieron su relación encubierta con encuentros cargados de amor,  erotismo y pasión hasta que la Abuela Piedades, un año más tarde, dio la  noticia de que se encontraba esperando  a quien fue el padre de Julia.

Ante tal acontecimiento, las familias no se hicieron esperar y programaron lo antes posible la ceremonia matrimonial y la pareja, en una tarde soleada, frente al altar y con la bendición de Dios, hicieron pública su declaración de amor.

Durante 11 años disfrutaron su idilio colmado de romanticismo y pasión, se sentían felices y afortunados de corresponderse mutuamente y de compartir la educación de sus cuatro hijos. Los niños parecían gemelos con tan solo 11 meses de diferencia, los dos tenían ojos color café, cabello claro rizado y piel blanca, mientras que las dos niñas menores lo único que tenían diferente a sus hermanos eran sus ojos claros.

Fue una familia muy feliz, hasta que en el año 1933 Gerardo enfermó de Lepra, y, entonces, ante el terror de ser internado en el Asilo Nacional de Las Mercedes, dejar a su familia, el temor a la discriminación y la posibilidad de contagiar a su amada esposa y a sus hijos, buscó refugio bajo las llamas del fuego de su cañal;  pero la Abuelita Piedades logró rescatarlo a tiempo y al igual que en su adolescencia encontró un escondite solo para ellos, tan cerca y tan lejos que solo ella y Dios lo sabía.

La Abuelita Piedades mujer creyente, fuerte y valiente venció el terror a la lepra, rechazó la creencia de que esta enfermedad era un castigo divino, aceptó su destino y en secreto, con mucho cariño y amor, cuidó de su esposo hasta el último aliento .

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