Por el Dr. Juan Jaramillo Antillón*
SEGUNDA PARTE
La conducta humana es la capacidad que tiene el hombre para expresarse física y socialmente en sus actividades durante las diferentes fases de su vida. Les presentamos la segunda entrega de estos ensayos de nuestro galardonado autor. La primera la pueden disfrutar en este link.
(MIÉRCOLES 17 DE FEBRERO, 2021-EL JORNAL LITERARIO). El comportamiento es la forma como el ser humano interacciona con su medio a través de su capacidad o disposición individual que posee para dar respuestas a los diferentes estímulos que recibe. En realidad, es la manera como hace frente a la lucha por la vida respetando los valores existentes, y esta influenciada grandemente por la cultura recibida o imperante en su medio; por ello, desde niño el ser humano está en constante aprendizaje sobre cómo comportarse ante diferentes situaciones.
Las personas pueden reaccionar distintamente ante un mismo estímulo, según su capacidad mental y experiencia. El medio social o entorno contribuye a modificar la respuesta y el individuo influye igualmente en el medio en que se desenvuelve. Una conducta inadecuada a la realidad de la persona o al problema planteado, o apartada de lo usual en el medio donde convive, puede ser catalogada como un trastorno del comportamiento. De acuerdo con esto, la conducta humana puede ser observable por otras personas. Lo normal sería que los individuos tuvieran un comportamiento en relación con reglas sociales y normas de conducta, imperantes en su medio y ojalá morales.
La conducta humana es pues una colección de actividades realizadas por el ser humano bajo la influencia de su aprendizaje cultural, valores, actitudes, emociones, conceptos éticos, persuasión y, además, a veces como una respuesta innata. La forma que tenemos de comunicarnos forma parte de nuestra conducta. Una persona puede dar diferentes respuestas ante los estímulos del ambiente, ya sea ignorándolo o rechazándolos, resistiéndose a ellos o aceptándolos y respondiendo.
Aristóteles hace 2400 años y luego los expertos han señalado que los seres humanos somos animales de costumbres, formamos hábitos y la mayoría por años nos conducimos según esos hábitos. Por eso es tan importante en la niñez enseñar valores y dar buenos ejemplos.
Uno de los grandes debates existentes en cuanto a la conducta humana tiene que ver con qué será más importante para el desarrollo del niño y del jovencito (Nature vs nurture), término que se refieren a las dudas en cuanto a la importancia entre la herencia biológica o genética se refiere a patrones de conducta construidos antes del nacimiento.
Se llama instinto a una disposición innata heredada que induce al animal o persona a actuar o comportarse de una forma determinada frente a estímulos del medio. La conducta instintiva es innata y no precisa aprendizaje. Sigue pautas de comportamiento invariables y especificas ante determinados estímulos y busca ayudar a la supervivencia. Por ejemplo, entre los animales, la tortuguita sale del huevo y corre por la playa rumbo al agua y nada inmediatamente al ingresar a ella, y además busca por su cuenta alimentos. La mariposa sale del capullo y vuela. Entre los humanos, el recién nacido mama y llora sin aprendizaje apenas acaba el parto y llega a este mundo.
Los instintos más relevantes o de supervivencia en el ser humano son los de conservación de la vida, o sea el agresivo o de lucha para defenderse o de la huida frente a una ingresión cuando el animal se sabe incapaz de sobrevivir a una lucha con el agresor. El de la agresión sirve también para alimentarse en un grupo de animales como los leones y tigres y otros más. También está el de la atracción sexual para reproducirse y conservar la especie.
La agresividad forma parte de un comportamiento sistemáticamente competitivo que el hombre ha tenido a lo largo de la evolución y que ha sido en cierta forma necesario, para la supervivencia, y tuvo que ser así ya que al bajar de los árboles y tener que caminar y al dejar la selva e ir a la llanura hace varios millones de años, tenía que enfrentarse con nuevos peligros, nuevos ambientes y tener que adquirir nuevas formas para obtener alimentos. Como nuestro físico no favorecía el ingresó a la llanura por ser poco veloces, fueron los cambios en nuestro cerebro los que nos dieron una mayor inteligencia que el resto de los animales, y esto dio lugar a que creáramos instrumentos e incluso armas para sobrevivir y defendernos o para atacar a ciertos animales para alimentarnos.
Tenemos también como señalamos, la herencia social, también llamada cultural y que se refiere a los conocimientos adquiridos y a las experiencias tenidas en su ambiente desde que se nace y posteriormente, para con ello formar la conducta. Gracias ellos uno responde según las necesidades de cada uno a las dificultades u oportunidades que existen en el medio ambiente. Ese aprendizaje hizo que al comportamiento genético se sobrepusiera el comportamiento social o aprendido en la mayoría de los casos y fue esto en parte lo que nos permitió sobrevivir.
No se ha podido determinar la existencia de un determinado gen de conducta, pero si se acepta que diversos genes interactúan para dar parte de la personalidad del niño. Incluso, los estudios nos muestran que existe un gen especifico para diferentes talentos como el musical, incluso para tocar diferentes instrumentos no en forma corriente, sino en forma magistral. O para la composición musical. Para las matemáticas, para la pintura y escultura, y muchas otras actividades más, esto es muy fácil de reconocer en los genios. Pero, usualmente se requiere que ese niño y el joven crezcan en un hogar o medio donde se le dé la oportunidad de expresarse y mejorar su talento. También es posible que las enseñanzas de sus padres y las experiencias de su medio logren que un niño descuelle en diferentes especialidades y brille como un gran músico, un gran médico, un gran deportista, etc.
En todo caso la herencia se complementa con la experiencia en la mayoría de los casos para lograr que una persona desarrolle sus aptitudes. Aquí debemos recordar que los niños aprenden mejor cuando se les permite cometer errores y vivir las consecuencias, el niño solo aprende a caminar cayéndose y volviendo a levantarse. Este es el principio de la investigación científica, que señala, que se avanza por el “ensayo y el error”.
Debemos tener en cuenta que la conducta humana, como ya dijimos, tiene un componente heredado y otro adquirido. En realidad, la comprensión de un problema y la respuesta que da el ser humano, está producida por la mente, o sea, el cerebro funcionando, incluyendo la corteza y todo el sistema límbico y en ese proceso participan factores genéticos y fisiológicos (nerviosos y hormonales).
Todas las personas desde el nacimiento y en algún momento posteriormente se ponen tristes, enojan o se sienten contentas y alegres, se desalientan o se sienten satisfechas y expresan eso como emociones de diferentes maneras. Y es que, sin emociones y pasiones el ser humano no sería tal y parecería un robot más que una persona. Aceptamos entonces que tenemos un porcentaje importante de conducta biológica de componentes innatos que también en menor o mayor proporción poseen los animales, agregada a la adquirida o humana.
Debo señalar las diferencias existentes entre la conducta animal del hombre y la de los animales. Pues no es la parte animal o innata que poseemos la que nos está creando los graves problemas que sufre la sociedad actualmente en forma de “violencia incontrolable”, es la conducta adquirida cuya primera muestra es la vivimos todos los días cuando con nuestro automóvil o yendo en taxi o bus vemos en la llamada jungla de asfalto, donde los accidentes se suceden por exceso de velocidad, licor, o furia de los choferes.
O cuando vemos como todas las casas de ricos y pobres parecen cárceles llenas de rejas donde nos recluimos con temor en las noches ya que las calles se llenan de ladrones y asesinos. Ni qué decir que la violencia criminal empleada por las guerrillas urbanas ideológicamente o por el terrorismo religioso fanáticos, no existen entre los animales. Además, está el narcotráfico, con la enfermedad y la corrupción y violencia que genera.
En la jungla entre los animales tipo mamíferos, la violencia se da por la supervivencia, para protegerse a sí mismo, proteger a su camada de cachorros, para alimentarse o por competencia sexual o territorial. Se ha relatado que a veces grupos de monos colobobos y babuinos luchan hasta el exterminio por un territorio o el alimento. Pero esta violencia es ínfima comparada con la crueldad de las muertes provocadas por el hombre mediante las guerras, donde no solo asesinan a cientos o millones de personas inocentes como en la Primera y Segunda Guerra Mundial, sino que destruyen sus hogares, negocios, industrias, escuelas y vías públicas. Y la justificación siempre está de lado del ganador; pero la realidad es que el principal componente de las guerras es la búsqueda de más poder militar, económico o social, cuando no son territoriales. Les recuerdo que los animales no matan por deporte como lo hace el hombre en las cacerías que organiza.
Para terminar el artículo, les muestro lo que hace 2400 años el famoso filósofo griego Aristóteles, señalaba sobre la conducta humana. Él señalaba sobre el papel del juicio racional de una persona, “este consiste siempre en procurar un equilibrio entre lo excesivo y lo defectuoso, de tal manera que no deje que lo arrastren demasiado sus sentimientos y que no sea tan débil que no desee nada con fuerza. Cuando debemos tomar una posición ética, tenemos que mantener un equilibrio entre no pecar por exceso o por defecto. Para vivir de una manera recta o para ser un hombre bueno no basta con saber cómo vivir y conocer qué haría un ser humano inteligente y sabio, lo importante es que lo hagas, decía este filósofo. Para ser moral hay que practicar las virtudes morales de ser: valeroso y justo, honrado y ecuánime, sabio y modesto. El ser humano, desde el punto de vista de la razón, consiste en ser lo suficientemente inteligente para tomar adecuadas decisiones y acciones en vez de dejarse llevar por impulsos, precipitándose así en encontrar soluciones a los problemas cotidianos. Ya que muchas veces el hombre incurre en error, no porque sea débil de entendimiento, sino porque permite que sean sus pasiones y sentimientos los factores determinantes a la hora de elegir, y no la razón y la inteligencia”.
*El autor es Expresidente y miembro de número de la Academia Nacional de Medicina – Exministro de Salud- Premio Nacional de Ensayo “Aquileo Echeverria” 1992 – Distinguished Health Medical Consortium 1998. Por las Escuelas de Medicina de los Estados Unidos y Canadá. Premio Nacional de Cultura Magón 2015. Catedrático de la Escuela de Medicina de la UCR – Profesor Emérito de la UCR. Premio a la excelencia en Salud Pública por el Ministerio de Salud y el Gobierno de CR. 2010. Autor de 38 libros.