(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 10 DE JULIO, 2018-EL JORNAL). ¡Maldita! Lo peor de todo es que acertó en cuanto a que en Rusia 2018, un país de Europa, alzaría la copa de la FIFA.
Esta cabra rusa, amiga del vodka y la famosa sopa de col, prácticamente se consolidó cuando le arrimaron una bandera de Brasil y a la pregunta de si esta nación ganaría el mundial tuvo una reacción violenta contra los colores verdeamarela.
Asimismo, le pusieron los colores celeste y blanco del equipo de Messi y la reacción no dejo de asombrar: hizo una necesidad fisiológica frente al gentío; fue tanto el hedor en los alrededores de la Plaza Roja que durante dos días nadie se arrimó.
Lógicamente estos antecedentes hicieron que a esta cabra le levantarán las más versátiles calumnias, como que Putin la había entrenado para insultar a los latinoamericanos; otros dijeron que era agente secreto ruso; no faltaron quienes, a gritos, la trataban de “alcohólica corrompida”.
Cierto también es que a un aficionado argentino y a otro brasileño los tuvo en el hospital más de medio Mundial, después de que llegaron hasta la pitonisa cabruna con gritos de vivas, a favor de los presidentes Macri y Temer, respectivamente. Dicen que el día que eliminaron a esas selecciones pasó corriendo y saltando en su corral.
Ignoro si el día que le pusieron los colores de la selección tica y del representativo panameño se había tirado algún tapis; lo cierto es que movió alegremente sus cuernitos como aprobando el primer lugar para los canaleros y el segundo puesto para los ticos.
Los defensores de esta cabra juran que ella acertó y que fuimos los ticos – al menos el suscrito- quienes nos equivocamos. Que debemos aprender a leer los vaticinios de los animales en materia del Mundial, pues si uno se fija, efectivamente, Panamá fue primero y nosotros segundos, de atrás para adelante.
Desde que el pulpo Paul se convirtió en una de las máximas celebrebridades en el Mundial de Sudáfrica 2010, no han parado los oráculos de los animales. Incluso Aquiles, un gato sordo de tanto rock and roll en Rusia, compitió con la cabra y acertó, al menos con los ticos.
Aquiles, a pesar de su condición especial, después de terminar La selección nuestra en segundo lugar del Mundial- leyendo el escalafón de atrás hacia adelante, según la teoría caprina- oyó cómo un portazo muy fuerte, algo parecido a cuando una persona de media estatura, pelo claro y conversación campechana, sale soplado por la puerta de atrás.
Otros aseguran que las capacidades de ultra tumba de Aquiles hicieron que viera ya al próximo entrenador de los subcampeones del mundo- leyendo la clasificación de atrás para adelante-, como una persona asequible con los periodistas de un conocido canal, muy plegada a los jugadores y sumamente obediente a los patrocinadores.
Dado este asunto tan delicado sobre oráculos de cabras, gatos, pulpos, gallos, gallinas etc., propongo que alguien nos gestione un seminario sobre ciencias ocultas y fútbol, con miras a la Copa de Oro. Esta cabra me tiene partido el hígado. ¡Se los juro!
