(MARTES 01 DE MARZO, 2022-EL JORNAL). La FIFA al fin toma una decisión responsable y trascendente: eliminar a Rusia del Mundial de Catar 2022. Era un clamor en Europa y en buena parte del mundo. Un país que invade a otro, como lo está haciendo Rusia con Ucrania, no puede tener representación en el ámbito deportivo y menos en una justa mundialista.
Sería una vergüenza ver ondear la bandera rusa en Catar. Por extraño que parezca, la FIFA dejó de lado sus interes económicos y comericales y tomó la decisión correcta.
Si bien el fútbol no puede solucionar nada en el conflicto, que al menos sirva de símbolo de la resistencia, en un mundo que con sus avances tecnológicos y con una capacidad diplomática ampliamente desarrollada, no debiera estar en este trance.
Los últimos anfitriones mundialistas se quedarán en casa. Algunos dirán que los deportistas en sí no tienen ninguna responsabilidad y puede ser cierto, pero no se puede tolerar el hecho de que hoy miles de familias estén huyendo de las bombas y los tanques rusos, solo porque al señorito de Putin, que mata cuando quiere, y tiene desde hace muchos años secuestrado a su país, con la complicidad de los nuevos ricos rusos, no puede tolerar la cercanía de la OTAN en Ucrania.
El conficto en sí tiene hondas raíces y no viene al caso entrar en él aquí, pero lo cierto del caso es que el fútbol al menos debía mostrar solidaridad con el pueblo ucraniano y al menos en este caso Gianni Infantino ha procedido como se esperaba.
Tolerar la agresión de un país a otro de manera indiscriminada como lo hace Rusia con Ucrania debe ser motivo para la censura y la exclusión. Y lo que hoy aplica para Rusia mañana debe servir para cualquier otra nación. Aquí no se trata de banderas ni de ideologías, se trata de que bombas, misiles y cañones que matan a inocentes en nombre de la seguridad nacional rusa.
‘La pelota no se mancha’ y la FIFA atiende el clamor mundial y excluye a Rusia: y este es el verbo, no me vengan con cuentos de que lo margina.