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Euforia y caída

(LUNES 21 DE MARZO, 2022-EL JORNAL). Todavía retumban en el marco del Real Madrid los cuatro goles con que el Barcelona borró del Bernabéu al equipo blanco, que ayer vistió de negro para malestar previo de los aficionados, que, intuitivos como son, ya sospechaban que algo no andaba bien antes del partido.

Tengo delante de mi escritorio la que llamo mi “Biblia del fútbol”, un ejemplar de Fútbol, dinámica de lo impensado, de Dante Panzeri, un libro que empieza por aclarar que no sirve para nada, porque como bien lo dice su titular, el fútbol es el arte de la imprevisibilidad.

Y ayer sucedió en el clásico del fútbol español disputado en el Bernabéu: el Real Madrid no fue ni la sombra de lo que ha sido en la temporada, y el Barça jugó a placer como si aquello fuera un entrenamiento.

La euforia de los blaugranas por todo el mundo se entiende, porque el triunfo fue claro y merecido, pero lo importante es preguntarse: ¿ qué hacer con la derrota? o ¿qué hacer con la victoria?

En un libro que debiera ser de lectura obligatoria, pero que no lo es, el poeta Plubio Ovidio Nasón, quien se arrogaba el derecho de educar en materia de amor a los jóvenes romanos, escribió: “Lo importante no es la conquista, sino conservar lo conquistado”.

Cuando se descubre esta frase en El arte de amar, por lo general, es demasiado tarde y ya la embriagues de la conquista nos ha superado.

Por eso, más que describir la euforia y la algarabía blaugrana o la frustración y la humillación blanca, lo que a mí como columnista me interesa es observar lo que viene: ¿qué pasará con el equipo catalán y con el conjunto blanco en lo que falta de temporada?

Terminado el partido, Carlo Ancelotti lanzó la siguiente frase en medio de la algarabía de los vencedores y la estampida de los derrotados: “El planteamiento no ha sido bueno, he fallado. A veces se acierta y otras se falla. Para mí no es un problema asumir la responsabilidad. No hago un drama”.

Y acto seguido agregó: “Yo puedo fallar una vez, pero dos es bastante raro”.

El viejo zorro de Ancelotti, mientras se lamía las heridas, ya estaba preparando la siguiente batalla, como si fuera un general que sabe que la contienda se gana después de muchas idas y venidas.

 El fútbol, además de dinámica de lo imprevisto, como bien lo dice Panzeri, es un cálco de la vida donde estrategia y azar muchas veces se dan la mano, y en otras son adversarios acérrimos.

Veremos, entonces, qué hace el Barcelona con su gran victoria y qué hace el Real Madrid con su estrepitosa derrota, porque entre la euforia y la caída solo hay una delgada línea roja.

Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FxD y en EL JORNAL

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