(MIÉRCOLES 04 DE MAYO DE ABRIL-2022- EL JORNAL). Se ha discutido mucho, se han vertido ríos de tinta y cientos de horas de programas deportivos en dilucidar si el problema es el tipo de campeonato que tenemos o la realidad apunta en otra dirección.
La realidad es que la inconstancia de los equipos es lo que hace que la estructura del toreno parezca obsoleta e insuficiente.
Cómo explicar que el Santos vence 6 a 0 a Guadalupe y va y pierde 4 a 1 ante un Cartaginés. De igual manera, el equip blanquiazul venía de golear a Grecia 4 a 0 y se presentó ante el Herediano como un corderito y se llevó un 4 a 1.
Pérez Zeledón venía en alzada y de pronto se estancó. Lo mismo que el Sporting. Y los técnicos se justifican y algunos dirigentes, que piensan todavía como aficionados, como le sucede al doctor Rafael Arias, de Santos, buscan justificar de una u otra manera la inestabilidad en los rendimientos.
Ese no es el camino. El camino es mejorar el rendimiento de los clubes para hacerlo sostenible, pero eso implica pensar a mediano y largo plazo y aquí predomina la inmediatez, el carnal del aquí y el ahora. Y por esa ruta no se va a ninguna parte.
Es tal la inconsistencia de los equipos, no del campeonato: no confundamos la forma con el fondo, que el denostado Saprissa hoy es firme candidato a entrar en zona de clasificación, cuando hace dos semanas miraba de reojo el último lugar.
A los equipos les falta ambición y profesionalismo a la hora de las horas: se ve en la cancha. Los discursos en las conferencias de prensa son otro cuento. Son narrativas que se pierden en el aire.
