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Carlo Ancelotti

(LUNES 02 DE MAYO DE ABRIL-2022- EL JORNAL). Como diría David Letterman, Carlo Ancelotti no necesita presentación, pese a la estela de victorias que ha dejado por Italia, Francia, Alemania, Inglatera y España.

Carletto, como le llaman sus amigos, es un hombre que sabe manejar las habilidades blandas, para seguir la terminología burocrática que se emplea hoy en las instituciones gubernamentales y privadas.

En palabras llanas equivale a decir que es un hombre que sabe escuchar, que maneja a las mil maravillas al personal de turno –los jugadores–, que impone su autoridad más por convencimiento que por imposición y que su sabiduría como entrenador la va aplicando en pequeñas dosis, a tal punto que los adversarios, cuando se despiertan están en sus garras.

Tras la goleada de 4 a 0 del Barcelona, que para cualquier otro entrenador hubiese sido una catástrofe, Carletto se presentó en la conferencia de prensa agobiado, pero al mismo tiempo sereno y, claro está, sin su habano del sábado cuando salieron campeones, y dijo que él se podía equivocar una vez, pero dos no.

Ahí en ese preciso momento comenzó la remontada de la temporada. ¡Qué grandeza!, cuando su equipo había salido humilllado y él, sabía que dentro contaba con todos los recuros y los elementos para salir adelante! Esa frase fue una lección de vida que iba mucho más allá de los banquillos.

No es un técnico que gusta de las ostentaciones. Ni de dar lecciones. Ni proclamar que solo hay un estilo de dirección y de juego. No, Carletto no olvida que viene de una familia humilde, que tuvo que labrarse un futuro a golpe de sacrificios y esfuerzos, y hoy traduce todo ese pasado en un presente de miras anchas.

Que haya ganado el título 35 con el Real Madrid es especial, porque un día, después de haber obtenido la Champions con el equipo blanco, Florentino Pérez, que es implacable, lo echó, lo puso en la calle. No obstante, cuando lo llamaron hace un año, cinco minutos después confirmó que volvía: sin rencores, sin rivalidades, volvía agradecido de dirigir al equipo más grande del mundo.

Así que al gran Ancelotti, porque haya salido con un puro en un contexto de carnaval, como es celebrar un campeonato, abrazado a sus pupilos, que bien podrían ser sus hijos como Vinicius, Rodrygo y Militao, no se le puede reprochar nada.

Los que lo cuestionan es porque en su amargura no saben qué hacer para quitarle méritos a este grandísimo entrenador, que es aún más grande como persona.

Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FxD y en EL JORNAL

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