(VIERNES 14 DE MAYO, 2021-EL JORNAL). El humor, a diferencia de lo que parece a simple vista, no es un asunto banal, sino que es un vino destilado con mucha paciencia y maestría y, por lo tanto, no a todos los vinicultores se les da bien ese arte.
Tal parece que el humor no es el fuerte de la Unafut, que diseñó un campeonato en el que uno de los equipos de la liguilla del descenso no terminó de último en el Apertura y aún así el Sporting se tendrá que jugar la vida contra Limón.
¿Qué clase de humor es ese? ¿Humor negro? ¿Humor industrial? ¿Humor de videojuegos? Vaya uno a saber, pero el humor no es por lo visto el distintivo de la Unafut, porque la ironía, que hay debajo de todo humor, no es un asunto baladí, y es tal que el crítico literario Harold Bloom lo consideraba el rasgo más importante de la literatura. Con lo cual hacía verdad aquella vieja y sabia frase de que “muchos son los llamados y pocos los escogidos”.
Ese humor ácido de la Unafut no solo tiene relación con el descenso, sino que también con la parte alta de la clasificación, si Alajuelense, por ejemplo, tuviese una mala noche en el Ricardo Saprissa y eso le bastara al equipo morado para dejarlos en el camino, la gran temporada manuda quedaría como una simple anécdota.
Ya me dirán que eso es casi imposible por la forma en que llegan los equipos, pero la realidad es que la puerta está abierta para que una jornada gris condene al club que más puntos logró y el que practicó el mejor fútbol. Y el fútbol, ya lo sabemos, es matemática pura.
El humor que se practica en la Unafut anda entre el humor chabacano y el humor amargo, en donde las ironías se estrellan con la poca creatividad y saltan chispas de torpeza.
Ya lo decía mi abuela, a la que, por cierto, no le gustaba el fútbol, pero cultivaba con maestría el arte de la comunicación: “para hablar y comer pescao, hay que tener cuidado”.
¡ En la santa gloria del humor, como vemos, la Unafut pierde por goleada!
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez.
