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El deporte de las argollas

 

(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 19 DE SEPTIEMBRE, 2106-EL JORNAL). Quizá usted no me crea. Conozco un pequeño país, de siete provincias, que inspiró la bandera de cinco argollas entrelazadas del Comité Olímpico Internacional (COI).
La diferencia con el COI es que éste iza su bandera de argollas cada vez que inaugura Juegos Olímpicos; en tanto en el país que conozco tiene como bandera sus argollas que brillan relucientes todos los días; sea verano o invierno, feriado o día hábil.
Son argollas a prueba de todo: bala, terremoto, policía, justicia, que tienen quebrada la seguridad social, la educación, la justicia, el sistema vial, las concesiones etc., etc.
Figúrese usted que en esa nación hay una institución encargada de fijar las tarifas de los autobuses sobre la base de pasajeros transportados en un mes, aumenta el costo del servicio a favor de los concesionarios y otra institución encargadas de surtir la información requerida no lo hace, pero los autobuseros siempre obtienen el beneficio. ¿Cómo llaman a eso?
En este pequeño país, por demás el más feliz de la tierra, hay una puente que requería cambiar una sencilla platina, pero el problema ingenieril se agravó tanto que ya han pagado por la reparación el equivalente de tres o cuatro puentes nuevos, como el que llegaron a arreglar.
Juzgue, nada más, por favor, el 90% del sueldo mensual promedio de 100 médicos mejor pagados en la Caja Costarricense del Seguro Social, están conformados por pluses e incentivos salariales.
Es un país bastante tropicalizado, con el 10% de desempleo, un cuarto de millón de personas en viviendas cayéndose o del todo sin morada, pero la tarifa de los galenos poco tienen que envidiar a un colega del mundo desarrollado como Francia.
En tanto, el gremio de los médicos de este país en desarrollo- espere usted a que sea desarrollados- rechaza de entrada, que se contraten especialistas extranjeros para enfrentar la carencia de ellos en casi todos los hospitales de la República.
Dada esta deshumanizada visión de mundo, tanto de algunos galenos como de las autoridades del Seguro, he pensado seriamente en demandar a la facultad de derecho de la Universidad que me hizo abogado y me juró a pie puntillas que la CCSS tenía autonomía otorgada por Constitución Política.
Ahora resulta que no hay “blanqueo” de lista de espera en la CCSS porque está prohibido borrar pacientes y todos los habitantes tienen garantizada una consulta con especialistas, no importa si la persona muere esperando ser atendida.
Conocí a doña GYORGYI VINCE FENYES, húngara, adulta mayor, casada, cédula de residencia 746-92267-82, vecina de San José, una viejita preciosa que se quedó en ese país por amor, dedicación a la enseñanza y a las artes plásticas, que primero le niegan atención médica por carecer de cédula de residencia actualizada, a pesar de estar casada con un costarricense. La Sala IV la salvó.
Luego vino el calvario para que la señora Gyorgyi fuera valorada en un hospital de la Caja. El 4 de abril de este año el especialista de la clínica Carlos Durán, Dr. Franciso Montero Barquero, todo un verdadero ser humano, no solo consideró que debía ser valorada dentro de un hospital, sino internada inmediatamente, dado su deterioro físico.
Otra vez la Sala Constitucional salvó a doña Gyoryi y ordenó mediante una sesuda sentencia su internamiento, lo cual sucedió en el Hospital Rafael Angel Calderón Guardia, indisoluble nombre ligado al Seguro Social. Pero pocos días después la ciudadana húngara ya estaba bien y podía regresar a su hogar. ¡Qué maravilla!
Solo que pocos días después del triunfal regreso a casa falleció. Tenía cita con un especialista. Ya ella goza del reino del Señor, donde dicen que no conocen las argollas olímpicas.
Periodista, aboga y notario UCR.

  • Las columnas son una posición independiente que no necesariamente coincide con la línea editorial del periódico.

 

 

 

 

 

 

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