(MIÉRCOLES 01 DE SEPTIEMBRE, 2021-EL JORNAL). La lenta venta de entradas para el partido contra México, cuyo valor es de ¢95.000, revela no solo que esos precios, como lo reconoció el propio presidente de la Federación de Fútbol Rodolfo Villalobos eran prohibitivos, sino también que detrás del fenómeno hay un desencanto con la Selección.
Son muchas las contradiciones que preceden a esta coyuntura: una Selección que a lo largo de los amistosos y partidos oficiales en los últimos tres años no ha convencido a nadie, la presencia de tres entrenadores en tres años, el fracaso del fútbol nacional en el Preolímpico de México y muchas dudas alrededor del equipo patrio.
Todo ello se convierte, como diría un periodista de la vieja guardia, en un caldo de cultivo que hace que inconscientemente el aficionado antes que pagar ¢95.000 por una entrada valore otras opciones de diversión.
Se entiende que la Federación intente rescatar algún dinero por el concepto de recaudación, pero en el camino se olvidó una premisa sumamente importante: que el fútbol le pertenece al aficionado, y en especial al aficionado de a pie, que va al estadio en bus, y que hace, él sí, un gran sacrificio para apoyar al seleccionado.
El fútbol moderno, que es marketing puro, ha pisoteado sus raíces y situaciones como las actuales evidencian que las bases, que ese jugador número 12, no deben despreciarse por ningún motivo.
Aunque hoy el fútbol profesional ha creado un club de millonarios a lo largo y ancho del planeta, son significa que se deba marginar al que no pueda pagar ¢95.000 por una entrada. Debió, por lo tanto, buscarse otro mecanismo para que le salieran las cuentas a la Fedefutbol y para que aquella frase gastada y desgastada de tanto repetirla mantuviera su vigencia: la Selección es el equipo de todos.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez.