(MIÉRCOLES 06 DE ABRIL, 2022-EL JORNAL). La grada manuda pide un cambio de banquillo urgente y en ese sentido el técnico Albert Rudé está sentenciado, con la salvedad de que quien toma la decisión final es la directiva alajuelense.
Y aquí es cuando debe demostrar dicha directiva de qué está hecha. Si bien los resultados no son los esperados, habría que preguntarse si a mitad de torneo tiene sentido cambiar de entrenador y si la responsabilidad total es de aquel.
Queda claro que un equipo como Alajuelense no es para realizar experimentos en el banquillo, pero desde esta perspectiva la voz de alarma se encendió desde que se conoció el nombramiento de Rudé.
Así que ahora, que ya le dieron cierto recorrido de al menos 12 fechas de este y en el anterior torneo, no parece sensato despedirlo ya, sino que conviene esperar al cierre del certamen y ajustar las tuercas por el lado de los futbolistas.
Ante Sporting se vio a una Liga errática en la jugada final, pero al menos demostró variantes para ir al ataque. Es decir, si bien el técnico tiene cuotas importantes de responsabilidad, hay un momento en que el equipo es el que tiene que demostrar en el terreno de juego sus calidades y facultades.
Hasta el propio Pep Guardiola acaba de admitir que como entrenador jamás ha cobrado un tiro de esquina ni metido un gol, con lo que daba a entender que en la gramilla es el futbolista el que en última instancia toma las decisiones.
No veo a una Liga mal alineada ni con errores groseros desde el banquillo, por eso mi punto es que los manudos deberían de exigirle más a los jugadores.
El error de Giancarlo González que propició el primer gol es ajeno al entrenador, aunque sí tuvo la potestad de alinear al futbolista.
Como se puede observar, hay una delgada línea roja de por qué el equipo no termina de dar con la tecla final, pero me temo que no es un asunto solo del técnico.
Por lo tanto, ,despedir a Rudé disputadas 12 fechas no parece ser la mejor opción, en vista de que cualquier entrenador que llegue necesita hacer ajustes y eso conlleva tiempo y es lo que menos hay a esta altura del torneo.
Lo fácil, entonces, es ‘echar’ a Rudé, mientras que lo difícil es pedirle a los jugadores una mayor implicación.
