(MIÉRCOLES 09 DE MARZO, 2022-EL JORNAL). Cuando Iván Mraz arribó a Costa Rica a mediados de los años ochenta para dirigir a Alajuelense, lo primero que dijo es que había llegado a un fútbol aficionado, que no era el fútbol profesional que vislumbraba en las distancias.
Y de aquella imagen a la de hoy no hay muchos cambios, aunque haya un proyecto Gol, mejores canchas y comodidades que entonces ni se soñaban.
Lo que no ha cambiado es la mentalidad de los dirigentes, que se sigue comportando en gran parte como aficionados con corbata y que desconocen la palabra planificación, así como al término proceso se le enterró para que dentro de algunos siglos los arquéologos se diviertan y generen hipótesis de por qué en Costa Rica fue desterrado de los despachos dirigenciales.
Hay mucha bruma alrededor de los permisos de trabajo y al día de hoy no queda claro si la negligencia es solo de la Dirección General de Migración y Extranjería o si también hay complicidad de las partes involucradas.
Si el permiso de Luis Fernando Suárez, por ejemplo, se gestionó en agosto de 2021, por qué la Federación no le dio seguimiento, y tuvo que esperarse hasta tener el agua al cuello para reaccionar y salvar la barca.
Y así con los clubes. Mi conclusión es que hay responsabilidad de ambos bandos: unos por confiarse en creer que ese es un simple permiso y que aquí todo se remedia con una conversación, y los otros por hacer de la burocracia un monumento a la mediocridad.
Estamos en ‘Tiquicia’ y qué importa que un permiso de trabajo dure casi un año para salir.
Como ven, estimados lectores, es una cuestión cultural. Aquí somos del nadito de perro, qué importa que se haga mal una gestión, de todas maneras los otros quizá no se enteren, y con esa actitud nos hemos convertido en el país más feliz del mundo, como ahora anuncia un candidato a la presidencia, pero con un índice de pasividad e incapacidad altísimo.
Esto es Costa Rica, también el país del eterno carnaval, como lo dijera tantas veces el poeta Isaac Felipe Azofeifa, pero qué importa, pronto, ahí viene, la comparsa y seguirá el vacilón. Espero, eso sí, que entre los integrantes de la comparsa no haya indocumentados por culpa de Migración o de los gestores del grupo, pero no nos engañemos, “es lo que hay”, como diría Ronald Koeman. Cuentos chinos y divinos.