(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 24 DE JULIO, 2019-EL JORNAL). Corríjanme, por favor, algún técnico en fútbol, de esos especímenes raros por su afición al estudio del fútbol moderno, cuyo principal predicamento ya no son las individualidades, sino el juego colectivo.
Solo el entrenador Gustavo Matosas, como “superior” de Douglas Sequeira, responsable de la selección olímpica, apuesta a las individualidades y a “consagrados” para clasificarse al preolímpico de la Concacaf, ante Guatemala con un global de 3-2.
Con el respeto debido para Matosas, Sequeira y Rodolfo Villalobos, éste último titular de la FEDEFUTBOL, no creo que las distintas regiones del país carezcan de jugadores con igual o superior calidad a Sergio Córdoba, Randall Leal, Pablo Arboine, etc.
El 3-0 del primer partido llegó por individualidades. Las jugadas hilvanadas de media cancha hacia adelante fueron contadas, la pérdida de balones incontables y la típica jugada hacia atrás, para disimular la falta de capacidad de creación de espacios entre nuestros jugadores, abundaron a diestra y siniestra.
Ya en el Estadio Alejandro Morera el juego fue difuso, decepcionante. Fue un juego donde el defensa número 3 (Arboine) tiene el físico exigido por el fútbol moderno, pero es tosco y creo que ya es tarde para pulirlo.
Marlon Sequeira sobre quien muchos cifraron grandes esperanzas por el lado derecho del seleccionado fue un chasco. Lució opacado, sin hormonas, sin ideas sí el rival impone marcaje férreo.
El número 10, todo un honor todavía para el jugador que lo porte, parece demasiado pesado en la camisola de Randall Leal, pues en Alajuela jugó “su” partido y dejó sin nada a sus demás compañeros.
Incluso un jugador como Jeferson Rojas (9) lució opacado, sin ideas, produciendo faltas imperdonables para un entrenador con algo de autoridad, ya que los guatemaltecos captaron que Costa Rica es una selección de individualidades, sin trabajo colectivo.
En el Alejandro Morera fue cuestión de tiempo para que los chapines no igualasen el marcador global de 3-2 con 10 hombres en la cancha.
El seleccionado al apostar por las individualidades del Saprissa, Alajuelense, Cartaginés y Herediano, nos hace creer que el resto del país carece de jugadores con más casta que muchos de los alineados recientemente, ocultándonos además,lamentablemente, una selección en función de esos clubes.
La transición de balón es lenta cuando se intenta, incontables las imprecisiones de media cancha hacia adelante, sus movimientos carentes de sentido, jugadores bisoños de cómo salir del “dobleteo” sin falta y, quizá, lo más preocupante: ¿ Y las hormonas dónde quedaron?.
Se tendrá que trabajar a tiempo completo si queremos ganar un boleto e ir a unos Olímpicos a no ser comparsa. El fútbol alrededor del mundo se entrena primero, imponiendo “colectividad”, y después entrenando con “pequeñas sociedades”; ya no basta con entregar pelotas a los jugadores y ponerlos a correr. Por último, es repetición, repetición y repetición hasta alcanzar precisión. Una palabra resume esto: trabajo efectivo, trabajo, trabajo…
Periodista, abogado y notario graduado por la UCR