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Azar, divino azar

(MIÉRCOLES 13 DE OCTUBRE, 2021-EL JORNAL). Aunque a veces los malos resultados de una Selección, como ha sucedido con la de Costa Rica desde el 2018, nos lleva a un estado excesivamente racional, hay que aceptar que en el fútbol el azar es un factor determinante, aunque parezca un elemento invisible y que pasa desapercibido.

Según estudios realizados en la Premier League y la Bundesliga, el 47 por ciento de los partidos se resolvieron por factores azarosos, es decir, más allá del 3-5-2, 4-4-2 o el 5-3-1, para citar los sistemas de juego tan en boga hoy, aunque se citan, como bien decía el maestro Menotti, como si fueran número telefónicos, sin saber, en realidad, sus implicaciones con el balón en movimiento.

Que el azar sea el elemento que define un 47 por ciento de los juegos no es para nada un dato menor. Todo lo contrario, y aquí el fútbol es, como decía Oliver Khan, el  juego que más se parece a la vida, porque es imprevisible, y porque de la nada salta una variable que echa todo por tierra. Es la historia de cuando se tiene a la novia perfecta y viene un adversario silencioso y te deja esperando en el banco de la esquina, mientras en el pueblo vecino se escuchan las campanadas.

Kahn recordaba cómo muchos años después se despertaba por las noches sudoroso y escuchaba el rugido de la afición del Manchester United en el segundo gol que los condenó en la final de la Champions en 1999 en el Camp Nou.

Azar, divino azar, decía el grandísimo poeta Pedro Salinas, en uno de sus libros sobre el amor más emblemáticos.

Y ese azar, que no siempre es negativo, puede ser la puerta de esperanza de la Selección hoy ante Estados Unidos. Se da por un hecho que el rival es superior y que jugando en casa tiene todas las ventajas.

Si hoy surgiese alguna osadía por parte del técnico de Luis Fernando Suárez en la estrategia para encarar el partido, el azar podría premiar esa malicia indígena y extenderle una mano a la Tricolor.

Las estadísticas y las sensaciones no son buenas, hay que admitirlo, porque Costa Rica llega con un juego pobre, sin consistencia, sin un equipo claramente definido y sin la confianza necesaria y de otros tiempos, pese a la victoria frente a El Salvador.

Pese a ello, el azar saltará al campo, si los estudios ingleses y alemanes no están equivocados, y abrirán un paréntesis por el que la Selección, si disputa el encuentro como si fuera una partida de ajedrez, podría colarse y sacar petróleo en suelo gringo.

 Azar, divino azar: la fórmula no tiene dueño. Todo dependerá de cómo Costa Rica lo invoque hoy en Columbus, Ohio.

 Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FxD y en EL JORNAL

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