(VIERNES 08 DE DICIEMBRE-EL JORNAL). Como suele hacerlo, con una gran diplomacia, a veces teñida de invocaciones al Eterno, Vladimir Quesada le ha rebajado el crédito a la Copa Centroamericana, al sostener que todos los torneos son importantes, pero que ellos, los saprissistas, definieron que el importante era el campeonato nacional.
“Jugamos cinco torneos, todos son importantes para nosotros, pero el número uno es el torneo nacional. Ese fue nuestro objetivo y consigna”.
Es lógico que diga esto, puesto que es la única carta que le queda al entrenador morado para salvar la temporada. Perdió el torneo de Copa y fue eliminado en semifinales por el Real Estelí.
A veces hablar en voz baja, invocando las deidades que garantizan la eternidad, tiene sus efectos políticos e ideológicos, y en esto creo que el señor Quesada es mejor que cuando se sienta en el banquillo.
Que cada quien defienda sus colores, que cada quien lleve agua a sus molinos, pero rebajarle el piso a la Central American Cup— cuya nueva versión fue todo un éxito y cuyo premio económico ronda los $600.000–, no parece elegante por parte del técnico del Saprissa.
De ahí que esas declaraciones ‘encubiertas’, que buscan pasar de largo, terminan por lastrar el mérito del rival, en este caso de Alajuelense.
Fue más directo, más claro y más contundente el presidente del Saprissa, Juan Carlos Rojas, al afirmar que si no ganan el campeonato, todo los récords de la temporada actual no tienen ninguna validez.
Saprissa juega sus cartas en la mesa, como debe ser, y de paso Vladimir Quesada le echó tierra a la Copa Centroamericana, cuya primera versión no pudo disputar su equipo porque el Real Estelí, de forma sorpresiva, lo dejó en el camino.
El fútbol, como se ve, se juega dentro y fuera de la cancha.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL
