(LUNES 30 DE MAYO -2022- EL JORNAL). El domingo 2 de noviembre de 2018, el árbitro Gil Manzano, contra todo pronóstico, adjudicó el gol del Real Madrid a Vinicius Jr., después de que el delantero rematara, pegara en el cuerpo de Kiko Olivas y se dirigiera al marco de Jordi Masip, cuando en realidad el balón iba para la banderilla de corner, a unos 60 metros de la portería.
A partir de ahí ,sobrevinieron los memes, el acoso, las descalificaciones, las burlas y la ceguera de periodistas que trabajan en fútbol, pero no saben verlo; hablan de fútbol, pero no lo entienden; trabajan en la prensa, pero no son ni tienen idea de lo que es ser reportero, y esto cada vez sucede más en el mercado español.
Ni siquiera Zinedine Zidane supo ver el potencial de aquel jugador que había llegado del Flamengo a los 17 años. En medio de ese convulso ambiente, apareció un señor, que siete años antes, tras una cena en un restaurante en Londres, se puso de pie, se dirigió a una dama que había llamado su atención y le espetó: “Algún día serás mi prometida”.
No era Leonardo Di Caprio ni George Clooney quien se había dirigido así a la desconocida: era Carlo Ancelotti. El mismo que supo ver, como ya lo había hecho Jorge D’Alessandro, el diamante en bruto que era Vinicius ‘Carambola’.
D’Alessandro merece un reconocimiento en esta columna, porque hace un año defendió a Vinicius, y con argumentos futbolísticos destacó la capacidad del jugador brasileño, al que era posible mejorarle su capacidad goleadora.
Vinicius se convirtió en metáfora de ese Real Madrid encabezado por Benzema, Modrić y Curtois, y refrendado por un Carlo Ancelotti-Di Caprio-Clooney, que gracias a su sensbilidad, sabiduría y experiencia amalgamó a un equipo solidario y con un talento extraordinario, y eso lo llevó a ganar el título de liga en España y la Champions.
Un equipo que sabe su oficio, con una mezcla de futbolistas jóvenes y de experiencia, que hoy es cuestionado por aquellos que invocan la suerte del equipo blanco para ganar, al tiempo que defienden, desde el esoterismo absoluto, la superioridad del PSG, del Chalsea, del City y del Liverpool.
Dios, mío, como diría el maestro: Perdónalos porque no saben lo que hacen.
Y claro, estoy seguro de que esos sabios del fútbol seguirán llamando a Vinicius— quien subió una bellísima foto de niño con la más sencilla de las copas que en el mundo han habido–, como Vinicius Carambola.
Hasta Gil Manzano supo ver lo que los sabios no vieron en Vinicius, pero estos son los mismos sabios que siguen sosteniendo que el Liverpool fue mejor en la final de la Champions. A esta insensatez no entro. Guardo silencio. Solo agrego que Carlo Ancelotti- Di Caprio -Clooney se casó con Mariann Barrena, a quien conoció en el restaurante londinense y culminó la promesa con una historia de amor garciamarqueana.