(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 03 DE ABRIL, 2018-EL JORNAL). Un 60% de votos obtenido por Carlos Alvarado, candidato del Partido Acción Ciudadana (PAC) en la segunda vuelta de las elecciones del 1 de abril, es más lo que oculta este triunfo, que lo que hay a simple vista.
Para el dirigente del PAC, Ottón Solís, el arrollador triunfo de su pupilo frente al candidato de Restauración Nacional (RN), Fabricio Alvarado, es una segunda oportunidad que dan al PAC con miras a las festividades del bicentenario de la independencia de España en 2022.
El presidente electo, haciendo una lectura correcta del momento, convocó a las agrupaciones representadas en el Congreso para formar un gobierno de unidad nacional, aportando los respectivos partidos sus proyectos prioritarios.
Sin embargo, Alvarado tiene principalmente en el Partido Liberación Nacional (PLN)- con 17 diputados electos- su principal escollo, pues quienes defendieron tesis socialdemócratas se pasaron al bando neoliberal.
De esta manera, el proyecto país del PLN, son los grandes intereses de las nuevas familias dueñas de la agrupación verdiblanca que se niegan a aceptar el veredicto del pasado mes de febrero.
LA BARAJA OCULTA
La Nación y los seguidores de su línea editorial vendieron la idea de una fragmentación entre católicos defensores de la Virgen de los Ángeles y los protestantes; entre quienes veneran al Papa y entre quienes atribuyen está “tocado” de la cabeza, entre quienes defienden el matrimonio homosexual y quienes lo atacan.
Esta sostenida campaña contra Fabricio Alvarado – había rendido frutos contra el anterior candidato presidencial, Juan Diego Castro-, influyó necesariamente entre votantes de baja escolaridad, pero no fue determinante para que los costarricenses salieran a votar masivamente.
El RN, seguro que alcanzaría la victoria en la segunda vuelta, se acercó sin ninguna precaución a las tesis y seguidores de los hermanos Arias Sánchez, cámaras empresariales y dirigentes pro privatización de las pocas actividades ya controladas por el Estado.
Por la televisión a menudo se miraba a Fabricio ofreciendo desnaturalizar el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), obligándolo a comprar más energía a los empresarios privados. Quedaba retratado además como el mejor defensor de los empresarios soberanos de la educación superior, condicionando las transferencias financieras a las universidades públicas.
Aunque prometió combatir la corrupción en la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) nunca vinculó la misma con las largas filas y la lista de espera; por la sencilla razón que todo el mundo conoce que esta deficiencia se traduce en un floreciente negocio de hospitales y clínicas privadas. Tampoco concretó cómo terminaría con la corrupción en las altas esferas, cuando se trata de infraestructura pública. Ni cómo revertiría la subfacturación y el hurto de impuestos a los más altos niveles.
Pero al PAC llegaron fuerzas en declive, según las elecciones de febrero pasado, que ven en Alvarado la oportunidad para “resucitar” como el Ave Fénix con miras ya al 2022, en vista que en la segunda vuelta los temas de fondo brillaron por su ausencia. Por eso más que un voto asertivo a favor del PAC, hubo un “sufragio duro” y “desafiante” que busca revertir la Costa Rica homofóbica, excluyente, que nos tiene, supuestamente, entre los más desiguales de América Latina.
SIN LECHO DE ROSAS
Ya influyentes cámaras privadas recordaron a Carlos Alvarado que está obligado a escucharlas con miras al gobierno de unidad nacional, encaminado hacia la aprobación de un paquete tributario y la reforma al reglamento interno de la Asamblea Legislativa.
Y el “paquetazo fiscal” se las trae. El sistema tributario regresivo produce el 64% de lo recaudado mediantes impuestos indirectos, del cual el 42% es tributo de ventas. El fraude fiscal que, algunos inescrupulosos empresarios privados practican, es por un 8,22 %, en relación con el PIB, del cual un 4,23 % proviene de la renta y otro 2,36% de escamotear el impuesto de ventas. La subfacturación por importaciones y exportaciones llega a un 38,8 % del PIB, según el Bloque Unitario Sindical y Social.
Es comprensible que estos medios de comunicación escritos, telenoticieros y, en general “cadáveres” políticos descubiertos a partir de las elecciones de febrero pasado, no hablaran de esta otra “fragmentada sociedad”, de cara a la segunda vuelta .
Está claro además que la llamada reforma del reglamento interno de la Asamblea Legislativa evidencia dos líneas claras. La llamada “gobernabilidad” encausada por el bipartidismo del PLN y socialcristianos, que impone en el Congreso lo que rechazaron los votantes en el ámbito nacional en dos elecciones seguidas; la otra es un Congreso eficiente sin atropello del espíritu democrático, defendido por gente del PAC, el Frente Amplio y otros sectores opuestos al “Trumpfacismo”, que saben por dónde viene la jugada. Un rotundo triunfo electoral de Carllos Alvarado que retumba como si esa victoria no viniera llena de veneno oculto.