El fútbol de Costa Rica tocó fondo. Ya no puede caer más bajo. Es, sin embargo, una buena noticia. Y lo es siempre y cuando, detrás de la actual situación, haya dirigientes capaces e inteligentes de sacar al estancado balompié del fango en que se encuentra.
Primero fue Santos ante el Forge de Canadá. Ayer le tocó el turno a Saprissa. Y ya Liga había hecho el ridículo contra el Guastatoya.
Estas tres eliminatorias son el síntoma de un mal mayor. Ese mal mayor se llama: desorganización, falta de rumbo y todo ello sustentado en dirigentes entusiastas, pero torpes, porque no conocen la materia prima con la que trabajan.
Con este panorama sombrío se avecinan los juegos contra Canadá y Honduras. Lo mejor que le puede pasar a este fútbol, si quiere ponerse serio, si quiere sentar bases, si quiere mirar al futuro, es que en noviembre se acabe la farsa y quede al descubierto el pobre nivel de nuestro balompié, que ya no es posible ubicarlo dentro del tercer mundo futbolístico, no, porque estamos en el inframundo, es decir, una grada más abajo.
El fútbol, contrario, a lo que se cree, no puede administrarse como si fuera una empresa de lácteos, o de relaciones públicas o de producción de granos. El fútbol pasa por la pelota. César Luis Menotti sostenía que en este negocio primero estaba la técnica, después la táctica y en un tercer grado, lo físico, que hoy es el pilar de este deporte globalizado.
Si la técnica es lo más importante, ello nos lleva a la formación y esta a su vez a contar con profesionales competentes y bien pagados.
Costa Rica hoy no sabe a dónde va. Nadie sabe a qué juega la Selección. Ni hay un solo equipo que defienda un estilo de juego. Todos juegan en función del rival y con el rosario en la mano, por si falla la precisión y la calidad.
Con las exigencias que se manejan, ancladas en el pasado siglo XX, con la mentalidad limitada y gris, y ante la falta de esa hambre para dar ese paso de más, el fútbol tico tocó fondo, pero son muchos los que desde el suelo se han levantado, siempre y cuando admitan que están derrotados.
Tras la derrota total puede surgir el sol nuevamente. Todo dependerá de la madurez o la arrogancia con que se asuma esta derrota total. Lo demás son notas al margen, insulsas, pobres e inútiles.