(MIÉRCOLES 06 DE ENERO, 2021-EL JORNAL). Precisamos asumir que no podemos esperar contar con la erradicación del coronavirus a corto plazo, aun con vacunas disponibles y titánicos esfuerzos gubernamentales, privados y de organizaciones internacionales, por lo tanto, necesitamos poner los pies sobre la tierra para disponernos a vivir de la mejor forma posible.
Consecuentemente cabe hacerse los siguientes cuestionamientos: ¿Cómo podemos ser felices y vivir con altos niveles de bienestar independientemente de esta prolongada situación? ¿Cómo podemos desarrollar la tan deseada resiliencia?
A tal efecto, podemos tomar como referencia el proceso de erradicación de la viruela para adquirir una perspectiva a largo plazo de los retos sanitarios que seguiremos atravesando por un buen tiempo, a fin de revisar nuestros recursos internos como ejes centrales de nuestra existencia para hacer más llevadero este desafío.
De hecho, la erradicación de la viruela tomó décadas, gracias a un gran esfuerzo mundial de cooperación y elementos que ayudaron a un control focalizado. Sin lugar a duda, hoy en día, frente al coronavirus contamos con mayores recursos: avances tecnológicos y científicos, comunicación masiva, mayor conciencia social, colaboración mundial, entre otros.
Sin embargo, hay características del coronavirus que hacen que su control sea complejo y su erradicación sea considerada una misión imposible. Algunas de estas características son que el contagio no siempre presenta síntomas, los animales también se pueden contagiar y pueden ser transmisores, están apareciendo nuevas cepas, hay una producción limitada de vacunas, entre otras.
Por lo cual, tendremos que aprender a vivir con esta situación por un largo período, lo que nos desafía y demanda unos esfuerzos para adaptarnos al cambio en hábitos y a una forma diferente de organizar la cotidianidad.
Esta revisión de recursos internos nos permite fijarnos nuevos objetivos y propósitos que apunten a mayores niveles de felicidad y bienestar, aun bajo la complejidad e incertidumbre de las nuevas circunstancias.
Si bien, las consecuencias económicas de las medidas tomadas generan amenazas y oportunidades que requieren un plan de acción personal, a continuación, nos vamos a centrar en los recursos internos para prepararnos ante esta nueva realidad, a fin de ser felices y contar con mayores niveles de bienestar personal y para las personas a nuestro alrededor.
En este sentido, el hombre que ha sido tildado como el más feliz del mundo nos brinda como clave el entrenamiento de las emociones positivas, lo que coincide con el modelo propuesto por el psicólogo Martin Seligman, que nos invita a cultivar y desarrollar los cinco elementos del «bienestar».
EL RETO DE LA VIRUELA
Comprender las características de la viruela y el colosal esfuerzo que se realizó para erradicarla nos puede brindar una perspectiva de qué esperar con el coronavirus a mediano y largo plazo, a fin de prepararnos mejor para enfrentar los desafíos por venir.
La viruela fue una de las enfermedades más temidas del mundo y se calcula que, solo en el siglo XX, provocó unos 500 millones de muertes. Era una infección altamente contagiosa causada por un virus que se transmitía principalmente por la inhalación de las gotas que una persona contagiada exhalaba por la nariz o boca.
Sus síntomas incluían fiebre, fatiga y una característica erupción en la piel cuyas manchas dejaban marcadas cicatrices a los que lograban sobrevivir, con terribles desfiguraciones. En algunos casos quedaban ciegos debido a las lesiones que la infección dejaba en las córneas.
Hasta la fecha solo se ha erradicado una enfermedad infecciosa que ha afectado a los humanos: la viruela. Fue oficialmente declarada erradicada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1980.
Los esfuerzos coordinados libraron al mundo de una enfermedad que alguna vez mató a 35% de sus víctimas. Para los expertos, ha sido uno de los mayores triunfos de la salud pública global.
A diferencia del coronavirus, la viruela presentaba algunas características que facilitó su contención:
Sumamente visible: los pacientes presentan erupciones en la piel que se reconocen fácilmente. Además, el plazo entre la exposición y la aparición inicial de los síntomas es bastante breve, por lo que, en general, la enfermedad no puede propagarse demasiado antes de ser percibida
Contagio directo: Para que la viruela se contagie de una persona a otra, se requiere un contacto directo y prolongado, cara a cara. La viruela también puede transmitirse por medio del contacto directo con fluidos corporales infectados o con objetos contaminados, tales como sábanas, fundas o ropa. Rara vez el virus de la viruela se ha propagado por el aire en sitios cerrados como edificios, autobuses y trenes.
Los animales no son portadores: Los seres humanos eran los únicos portadores naturales del virus de la viruela. No se conocen casos de viruela transmitidos por insectos o animales. De hecho, la viruela, aparte de la población humana, no tiene donde ocultarse.
Según The History of Vaccines, la erradicación de la viruela se logró a través de un control focalizado mediante el cual se identificaban rápidamente nuevos casos de viruela, y se aplicaba la vacunación en anillo. La “vacunación en anillo” implicaba a todo aquel que pudiera haber estado expuesto a un paciente con viruela; de ahí se rastreaba a las personas y se les vacunaba tan rápido como era posible. De esta forma, se aislaba eficazmente la enfermedad y se prevenía el contagio. El último caso de viruela silvestre ocurrió en Somalia en 1977.
Se destaca que la viruela presentaba características que facilitaron su contención y, por otra parte, la coordinación mundial impulsó su superación después de décadas de esfuerzos. En cambio, en el caso del coronavirus partimos de unas características más complejas que nos hacen pensar en mayores dificultades que se enfrentan para atacar el coronavirus.
Un escenario prolongado y dramático de la actual pandemia podría hacernos caer en un estado de ánimo bajo, aumentar nuestros niveles de ansiedad, angustia, un estado de ánimo irritable, dificultad para conciliar el sueño, cambio en el apetito, cansancio y falta de energía, sentimientos de inutilidad, odio a sí mismo, sentimientos de culpa, antropofobia o cualquier otra afección.
Sin embargo, es la oportunidad para tomar como referencia las lecciones que podemos aprender del proceso de erradicación de la viruela para “poner los pies sobre la tierra” y armarse de herramientas internas que nos permitan superar esta retadora situación, sin caer en actitudes negativas o irresponsables, tomando el control de nuestro destino y de nuestra propia felicidad y bienestar.
EL MÁS FELIZ DEL MUNDO
Matthieu Ricard fue denominado el hombre más feliz del mundo, después de ser parte de un estudio neurocientífico llevado a cabo por un equipo de investigación de la Universidad de Wisconsin en el año 2005.
Los participantes de la investigación fueron varios monjes budistas de la secta del Dalai Lama entre los que se encontraban Ricard, francés, biólogo formado en el Instituto Pasteur de París, y monje budista, quien, tras doctorarse en genética en 1972, se fue a vivir al Himalaya.
A través de electroencefalogramas y las resonancias cerebrales se le midieron diferentes elementos del cerebro durante un tipo de práctica meditativa conocida como meditación de compasión, demostrando en su caso:
1.- Generación de más ondas gamma que ninguna otra persona que se hubiese estudiado antes, lo que implica mayor capacidad de atención, consciencia de sí mismo y mayor capacidad de aprendizaje y memoria.
2.- Activación anormal del córtex prefrontal izquierdo, lo que refleja una inusual capacidad para percibir felicidad y emociones positivas y poca propensión a los estados de ánimo depresivos.
Los resultados de los monjes fueron muy por encima de resultados de estudios previos, especialmente los resultados de Ricard, al punto que incluso tuvieron que modificar los indicadores para medir la mayor percepción de emociones positivas. Este experimento permitió demostrar que el cerebro puede ser entrenado para percibir las emociones positivas y que las partes del cerebro relacionadas se pueden desarrollar.
Definitivamente, la pandemia ha puesto a prueba nuestra capacidad para gestionar nuestras emociones, por lo cual es pertinente revisar qué podemos aprender del hombre más feliz del mundo.
Considerar que la batalla contra el coronavirus nos exige mayor fortaleza emocional, es como prepararnos para escalar una montaña, necesitamos contar con las condiciones físicas necesarias para avanzar. La única manera de desarrollar dichas condiciones es a través del entrenamiento arduo y disciplinado.
El entrenamiento mental que propone Ricard se basa en tres pilares fundamentales:
Aumentar nuestra capacidad de concentración y atención sostenida. Es por donde se debe comenzar el entrenamiento mental. Para ello existen diferentes ejercicios que se denominan, de manera genérica, atención al objeto. Un ejemplo es mantener la atención a la respiración durante un periodo que va entre cinco minutos y hasta media hora.
Potenciar las emociones positivas. En este caso se proponen ejercicios como la “meditación de compasión”. Es el que practicaba Ricard durante el famoso experimento para la Universidad de Wisconsin.
El ejercicio consiste en elegir diferentes individuos o situaciones a los que se debe mostrar una compasión. Los meditadores entienden por compasión la intención genuina de ayudar al prójimo a salir de una situación incómoda. Sabemos que el ejercicio de visualizarnos en una actitud compasiva provoca la activación de ciertas partes del cerebro vinculadas con las emociones positivas y la gestión del estrés.
Aprender a manejar nuestras emociones negativas. El método pasa por aprender a observar con desapego las emociones más negativas o destructivas. Después hay que tratar de discernir cuál es su origen. En una última etapa se busca el remedio que, normalmente, está relacionado con un cambio en nuestro comportamiento.
Fruto de las investigaciones realizadas con Ricard, e individuos como él, se están realizando nuevos estudios que ayuden a las personas a entrenar sus cerebros sin necesidad de pasar siete años en el Tíbet.
Conocer algunas técnicas, de la mano de un experto como Ricard, para la gestión de las emociones nos ayuda a prepararnos mejor para la batalla que nos toca enfrentar, considerando que no será una carrera de velocidad, sino de resistencia.
TEORÍA DEL BIENESTAR
La psicología positiva también nos puede aportar elementos que contribuyan a nuestro fortalecimiento para enfrentar de mejor manera el retador futuro, permitiéndonos adoptar nuevos hábitos y costumbres que favorezcan nuestro bienestar.
El objetivo de la psicología positiva en la teoría del bienestar es aumentar la cantidad de prosperidad en la propia vida y en el planeta. No es suficiente centrarnos sólo en nuestra percepción de felicidad, vale la pena ampliar nuestra visión del bienestar para incluir el significado y las relaciones.
En su libro Flourish, 2011, Martin Seligman escribió sobre «Teoría del bienestar”, y concluyó que hay cinco elementos del «bienestar». El desarrollo y la mejora de cada uno de ellos serán de gran ayuda para incrementar nuestros niveles de satisfacción y motivación, que caen bajo el mnemónico PERMA:
Positive emotion – Emoción positiva – Aumentar las emociones positivas, o lidiar con las negativas, nos permite experimentar bienestar en nuestras vidas, ejemplos de ellas pueden ser la paz, la gratitud, la satisfacción, el placer, la inspiración, la esperanza, la curiosidad o el amor.
Engagement – Compromiso – Cuando estamos profundamente comprometidos o inmersos en una situación tarea o proyecto, experimentamos un estado óptimo de activación o “flujo”, a tal punto que el tiempo parece detenerse y perdemos nuestro sentido de nosotros mismos, concentrados intensamente en el presente. Mientras más percatamos este tipo de compromiso, más experimentamos el bienestar.
Relationships – Relaciones – Como seres sociales, fomentar las relaciones con los demás, como un factor de protección y de apoyo, puede favorecer de forma sustancial nuestra felicidad.
Meaning and propose – Significado y propósito – De una u otra manera, todos necesitamos darles sentido a nuestras vidas, mediante un significado relevante o sentido trascendental, que vaya más allá de nosotros mismos. Esto contribuye a un sentido de bienestar.
Accomplishment – Éxito y sentido del logro – Establecer objetivos y metas, para luego alcanzarlas, nos ayuda a sentirnos competentes y fomenta nuestra propia autonomía, contribuyendo a nuestro bienestar. Además, conseguir objetivos conlleva la mejora de nuestras habilidades, lo que nos reafirma como individuos.
Cuando conseguimos cubrir todos estos ámbitos descritos, podemos tener un bienestar sostenible y pleno. En este sentido, Seligman aclara que no debemos intentar cultivar ni promover todos y cada uno de los factores del modelo PERMA por igual, ni tan siquiera de un modo obligado o impositivo, sino que hemos de procurar fomentar los factores con los que nos identifiquemos y nos sintamos más cómodos, sin necesidad de hipotecar nuestro propio bienestar. Al fin y al cabo, este modelo va directamente dirigido a potenciar nuestro confort, objetivo que, por otra parte, no puede ser alcanzado de un modo forzoso.
Es el propio Seligman quien formula de forma explícita que el modelo PERMA constituye una “descripción” de lo que puede hacer la gente para una felicidad y bienestar auténticos, y no es una “prescripción”, es decir, no supone una fórmula exacta para las personas. Cada quien necesita descifrar su propia fórmula, sin embargo, el modelo nos brinda una base para analizar los aspectos que son más relevantes para cada uno de nosotros.
En definitiva, la Teoría del bienestar nos invita a potenciar nuestras emociones positivas, trabajar nuestro compromiso con una tarea o con un proyecto, así como mejorar nuestras relaciones personales, lo que también implica la mejora de nuestras habilidades personales.
También, es de suma importancia construir el sentido a nuestras vidas, así como fomentar el éxito y sentido del logro, que refuerzan el sentido de autonomía y el desarrollo de habilidades.
Por otra parte, Ricard, nos invita a aumentar nuestra capacidad de concentración y atención sostenida, potenciar las emociones positivas y aprender a manejar nuestras emociones negativas.
Estas herramientas y habilidades nos permitirán prepararnos lo mejor posible para enfrentar la prolongada batalla que nos depara el futuro. En efecto, si tomando como referencia la erradicación de la viruela, la eliminación del coronavirus no parece estar cerca debido a su complejidad y los enormes recursos y esfuerzos extraordinarios que se requieren, tanto a nivel institucional como personal.
Necesitamos prepararnos lo mejor posible para enfrentar la extendida lucha que nos depara el futuro. Además, de apegarse rigurosamente a los protocolos sanitarios, podemos rescatar los elementos que consideramos más convenientes de las propuestas que nos presenta el hombre más feliz del mundo y la teoría de la felicidad, para construir nuestro propio destino, aportar a ser más feliz y contar con más altos niveles de bienestar, sin dejar de tener los pies sobre la tierra.
REFERENCIAS
National Geographic (2019). ¿Cómo ser la persona más feliz del mundo? Recuperado el 04 de enero de 2021.
Seligman, Martin (2011). Flourish. New York: Free Press. pp. 16–20. ISBN 9781439190760.
The History of Vaccines created by The College of Physicians of Philadelphia (2018). Erradicación de una enfermedad. Recuperado el 04 de enero de 2021.
https://www.historyofvaccines.org/es/contenido/articulos/erradicaci%C3%B3n-de-una-enfermedad