(LUNES 04 DE JULIO, 2022-EL JORNAL). En la noche de los tiempos, nuestros antepasados frente a los fenómenos inexplicables se inventan un mito para tratar de comprender lo inalcanzable.
Cartaginés, ya en tiempos modernos, cayó en las garras desdichadas y demoledoras del mito y asumió como real el mito y la leyenda de la maldición y así lleva, como un Quijote errante, 82 años, que están a punto de sucumbir a la realidad.
Y para romper un mito hay, de alguna manera, que partir de otro. Y ayer sucedió en el Fello Meza, cuando en el minuto 91, Jeikel Venegas consiguió el agónico 1 a 0. La jugada que le precede es la clave, el joven Andrés Castañeda, que hacía de juntabolas se convirtió en el jugador número doce, entregó con precisión y rapidez el balón a Byron Bonilla, quien hizo el saque de banda a Luis Ronaldo Araya, y este centró para que Marcel Hernández prolongara la pelota y apareciera el segundo héroe de la noche: Jeikel Venegas.
El primer héroe fue Castañeda, que si se cae la maldición, tendrá que aparecer en las fotos oficiales de la celebración, merecerá un reconocimiento oficial del club y si quiere ya puede dedicarse a estudiar, porque no le alcanzará la vida para contarle a sus hijos y a sus nietos que con él comenzó a gestarse el gol más valioso en la historia del Cartaginés, incluso por encima del de Marco Tulio Hidalgo, que hoy reina en las aguas blanquiazules.
La viveza de Castañeda fue extraordinaria. En medio del bullicio y la presión, estaba más concentrado en el partido que la mismísima defensa manuda y su acción permitió que el Fello Meza se convirtiera en una locura y que hoy el sueño de que Cartaginés sea campeón tenga asideros en la realidad.
Se tambalea la maldición y solo con una jugada sacada del portafolio del realismo mágico, en la que la realidad cede a la imaginación, Cartaginés podría pasearse el próximo miércoles por sus calles con la victoria y la copa en sus manos, y pensar que todo empezó con un joven Castañeda que no estaba invitado a la fiesta, pero que se convirtió en un protagonista esencial.
Se tambalea la maldición. Se tambalea el mito. Cartaginés está a las puertas de ser campeón.
