(LUNES19 DE ABRIL, 2021-EL JORNAL). El problema del Saprissa no son los cinco goles que recibió ante el Philadelphia Union en la serie y sin que anotara ninguno. Tampoco es la goleada 5 a 0 que recibió en casa ayer ante Alajuelense.
El dilema enorme del Saprissa es que no tiene respuestas. Llegó al final del camino y se topó con el abismo. Frente a los desafíos de una planilla agotada y un banquillo en erupción, los morados no saben por dónde tirar del carro.
¿Qué hacer? ¿Cómo responder en el ahora? ¿Cómo solventar en el mediano plazo? Saprissa no tiene argumentos ni sabe cómo llegó a tocar fondo. Este es un tema trascendente, cuando una institución o una persona toca fondo, se supone que viene la recuperación, muchas veces lenta, pero segura.
Ya Saprissa, que tiene sus vitrinas llenas de gloria, tocó fondo, pero no parece tener conciencia de este suceso. Las declaraciones de su gerente Víctor Cordero permiten inferir que en realidad lo que sucede es que no saben por dónde seguir el camino y mucho menos intuyen dónde puede estar la salida.
El equipo en la cancha y fuera de ella está deprimido. No levanta cabeza. Es extraño que una institución de este calibre, con una historia maravillosa a sus espaldas, se haya ido apagando sin que nadie, ni adentro ni afuera, lo advirtiera.
Son tiempos de pandemia. Y la economía de las organizaciones se ha visto afectada de muchas formas. Saprissa, según se desprende, no es la excepción y ello se nota en una plantilla que se envejeció sin que los que estaban más cercan se percataran del fenómeno.
Hoy, por ende, tenemos a un Saprissa a la deriva. Le ha pasado en otros momentos, como antes de que apareciera la mano salvadora de Jorge Vergara. Como es un equipo con estrella, esperamos que encuentre la luz, pero lo cierto del caso es que hoy, no tiene respuestas para sus múltiples enigmas.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez.
