(MIÉRCOLES 24 DE ENERO-2024-EL JORNAL). Costa Rica, a partir de 1990, acumula seis participaciones en Copas del Mundo, lo que no se refleja en el desarrollo de su fútbol.
Esta noche, Saprissa, tricampeón nacional, jugará en un estadio de tercera categoría, al que no le han habilitado del todo los camerinos, que tiene una gramilla artificial y una iluminación que deja dudas, incluso, en los propios futbolistas y una gradería clausurada.
Es tal la situación, que los morados no saben si van a alienear a su estrella Mariano Torres, dado que el jugar en canchas sintéticas, luego de la lesión que sufrió en el torneo pasado, lo expone a una posible recaída.
Esa es la realidad de nuestro campeonato. El certamen que tanto nos interesa, pero que cuando se observa con cuidado, nos lleva a la conclusión que en cuanto a infraestructura y visión de los equipos, seguimos anclados en los años noventa.
Hoy juegan Herediano y Saprissa, dos históricos de nuestro balompié, que, sin embargo, se enfrentarán en un escenario que pertenece al municipio de Santa Bárbara y que no es apto para practicar fútbol profesional.
Por más cambios que le hayan hecho, la verdad es que sigue siendo un estadio creado para otras funciones y no para albergar partidos de la Primera División.
Lo que ocurre con el Carlos Alvarado es una metáfora de lo que sucede en muchos estadios utilizados en el torneo nacional, en los que todavía se arrastran muchas carencias.
Un ejemplo es el Chorotega de Nicoya, que no tiene iluminación y obliga a Guanacasteca a jugar en horarios improcedentes, como a las 3 p.m., una hora compleja para los aficionados.
Hoy, Saprissa jugará en un estadio de tercera categoría, algo insólito y que no debería permitirse en un campeonato profesional.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL