(VIERNES 29 DE ABRIL-2022- EL JORNAL). En el fútbol se repiten muchos bulos y uno de ellos es el que apunta a que la derrota o la victoria obedece a un asunto mental. Dicha alusión es como intentar atrapar el aire. Es tarea imposible, porque significa todo y nada.
El que más reciente evocó a una situación mental fue el capitán de Alajuelense Bryan Ruiz y fue desmentido cinco minutos más tarde por su presidente Fernando Ocampo.
Quizá deberíamos trocar el término mental por profesionalismo para empezar a entendernos.
Javi Martínez, exjugador del Atheltic de Bilbao y del Bayern Munich dijo anoche en la cadena Ser, que cuando estuvo en el equipo alemán, además de los entrenamientos de rigor, cada futbolista hacía uno por su cuenta con su propio preparador físico, y que a él no le quedó otra salida que seguir esa escuela y contratar el suyo.
Es decir, en el fútbol es un asunto de profesionalismo: cómo asumo el reto de ser futbolista y vivir de ello. La preparación del jugador y su rendimiento es lo que los periodistas debemos analizar; o sea, aquello que es tangible, lo otro, lo anímico es como el éter.
Javier de Lucas, exjugador de Ramonense, y que ahora es entrenador UEFA, volvió a Costa Rica y en un comentario que hizo en Facebook dejó claro que le sorprendió que midiésemos los partidos con parámetros de hace tres décadas.
Apelar a los “cojones”, a la hombría, a la garra es más parte del pasado. Hoy el fútbol es muy científico, aunque guarda esa cuota de azar que lo hace un deporte único.
Así que meterse en esos callejones de que es hay un “bloqueo mental” es no querer ver el fondo del asunto: un equipo juega bien o mal, y punto. Y para verlo no se necesita un doctorado en fútbol. Sí se requiere educar la mirada. Saber ver, decía el poeta.
Y todo pasa por el profesionalismo. Lo demás son esoterismos que enriquecen la polémica, pero explican poco o nada el fenómeno universal llamado fútbol.
