(SAN JOSÉ, 05 DE MARZO, 2014). Antonio Hidalgo, actual Presidente del Consejo de Administración de Coopecaraigres y exregidor del Partido Unidad Socialcristiana (PUSC), llamó a EL JORNAL para informar que presentará una queja a la Dirección de Tránsito por el “irrespeto” con que lo ha tratado el oficial de apellido Ballestero Sibaja, destacado en Acosta.
Don Antonio Hidalgo, padre ejemplar, de 66 años y transportista desde hace 30, denunció a este medio que es “inaceptable e increíble” la prepotencia con que lo ha tratado el oficial, que en la actualidad tiene una causa abierta en la Fiscalía de Desamparados por presuntas irregularidades cometidas en la zona.
En efecto, luego de haber sido detenido por agentes del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), el 16 de octubre de 2013, al oficial de apellido Ballestero Sibaja se le sigue una causa por el presunto delito de concusión, informó el Ministerio Público.
“Ahí frente al mercado de Acosta, un día que estaba descargando quintales de azúcar, llegó a gritarme, a increparme y a decirme: ‘tan viejo y no ha aprendido a manejar’. Lo que el señor oficial no sabía es que habían testigos que lo estaban escuchando”.
Don Antonio Hidalgo, quien ha servido durante más de 30 años a la parroquia de Acosta y es un católico devoto y practicante, dice que todavía no “sale del asombro del día (martes 18 de febrero), cuando el oficial le hizo un parte al alegar que él tenía mal estacionado el carro.
“Sé que no tiene razón, pero no voy a apelar el parte. Lo que me desconcertó fue la prepotencia y la forma como me habló ese hombre, como si tuviera todo el poder del mundo en su manos. ‘Lo voy a aplastar. Usted este carro no lo usa más’”, sostiene don Antonio Hidalgo que le dijo el oficial.
Afirmó que ese 18 de febrero el oficial de apellido Ballestero Sibaja llamó la policía para que lo detuvieran a él: “imagínese en mi tierra me trataban como si yo fuera un delincuente y lo que estaba haciendo era trabajar, trabajar con honradez a mis 66 años, 30 de los cuales los he consagrado a ser transportista en la zona y nunca, jamás, había tenido un problema con la autoridad. Sería bueno que la gente piense en eso: por qué un hombre de mi edad se iba a rebelar contra la autoridad a estas edades”.
Y agregó: doy la cara, pongo mi nombre y mi apellido, no para salir a defender lo indefendible, sino que hablo más bien para exigir respeto. Sería bueno que el concejo municipal hiciera algo al respecto. Que revise la forma en que nos tratan en nuestro propio pueblo, donde hemos nacido, crecido y formado nuestra familias”.
