(MIÉRCOLES 067 DE ABRIL, 2021-EL JORNAL). Odisea mental y calvario en el Morera Soto. Esto fue lo que sucedió con el regreso de Alajuelense a la Concachampions.
La Liga tropezó de manera estrepitosa contra el Atlanta United, un equipo en pretemporada, con nuevo entrenador y que jugó gran parte del encuentro con un futbolista menos.
Si bien Andrés Carevic no salió a dar excusas, al equipo le faltó contundencia, un mal reiterado del balompié costarricense y que de cara a esta eliminatoria y a la de Catar, son un mal augurio.
De nuevo nuestro fútbol se queda en la orilla. En el partido grande, se falla. En el día cumbre, la Selección Sub 23, por ejemplo, pierde en su debut contra Estados Unidos y luego, obligada a ganar, cae 3 a 0 ante México. Esta película acaba de suceder en Guadalajara.
Y la odisea se vivió anoche en el Morera Soto, donde la Liga fue incapaz siquiera de igualar. Mucho pasa por lo técnico, que es la definición, pero hay un mal mayor, que se puede rastrear en declaraciones previas al partido.
Agustín Lleida, a quien hay que agradecerle que por lo general habla con contundencia y claridad, había dado a entender que la planilla del Atlanta United superaba en muchos millones a la manuda. Y Carevic en sus afirmaciones tampoco transmitía esa seguridad de que su equipo iba a salir a superar al adversario de principio a fin.
Mucho, aunque no se quiera admitir, pasa por el lenguaje y por cómo nos planteamos los desafíos. Si ya en la ‘previa’ dejamos entrever dudas, es muy probable que en la hora grande esas dudas se materialicen y fue lo que sucedió contra los estadounidenses.
Oportunidades de Martínez, Marcel y Venegas hubo, ¿cómo explicar la falta de contundencia si en el campeonato nacional sucede todo lo contrario? ¿Tenían un componente mágico los jugadores del Atlanta en su camiseta que entorpecía la acción de los rojinegros? Ni soñarlo, eso sería ciencia ficción.
Lo que sí es cierto es que el equipo manudo se vio falto de contudencia y seguridad. Y en este aspecto, hasta el siempre destacado Leonel Moreira se unió al calvario, porque ese balón de Ezequiel Barco en cualquier otra acción hubiera sido suyo.
Aquello de que «la fe mueve montañas», ya hoy requiere de una traducción a la altura del siglo XXI: «la mente mueve montañas» y a la Liga le falló este principio.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez.