(LUNES 21 DE AGOSTO-EL JORNAL). Los ticos, somos muy ticos, y siempre nos salimos con alguna carambola que en vez de hacer gracia o mejorar lo aludido, lo entorpece y empobrece.
No podía dar crédito cómo el sábado pasado, tras la suspensión temporal del partido Pérez Zeledón-Santos, con el único objetivo de proteger a los jugadores ante la inminente caída de un rayo, Geiner Segura salió a desportricar contra los árbitros.
Parecía un cavernícola, al que le están diciendo que si no se aparta, un árbol inmenso le va a caer en segundos, mientras él sigue argumentando que por qué se lo dicen a él, si a la par están otras personas.
El proceder de Geiner Segura no está acorde con la persona buena, seria, profesional y responsable que es. No debe olvidar que él es partícipe directo de una de las mayores gestas en el deporte, no en el fútbol, de Costa Rica al contribuir al cuarto cetro del Cartaginés después de 82 años de sufrimientos y desencantos.
Por tal razón, Geiner Segura tiene que cuidar su imagen y comportarte a la altura, cosa que no hizo el pasado sábado en el juego contra Santos.
Y el otro asunto que me llamó poderosamente la atención fue la insistencia de un sector del Herediano en querer jugar ayer en Puntarenas, cuando la cancha estaba anegada en varios sectores y a los banquillos había que acceder en lancha.
Con el argumento de que hoy los futbolistas tenían libre, estaban dispuestos a arriesgar su integridad física.
Es una lástima que un fútbol seis veces mundialista mayor se comporte como si estuviéramos a mediados de los años cincuentas del siglo XIX.
Más que nuestra realidad de país de tercer mundo, lo que nos retrata absolutamente es nuestra mentalidad, de una pobreza tal, que abruma y entristece.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL
