(VIERNES 12 DE MAYO 2023-EL JORNAL). El fútbol nacional obvia y carece de estrategia, como si fuera un componente de paso, marginal e instracendente.
Lo demostraron Cartaginés y Herediano, que se fueron de vacaciones en plenas semifinales, mientras Saprissa y Alajuelense hacían la fiesta a medias.
La ESTRATEGIA, así con mayúscula, que proviene directamente del arte de la guerra cultivada por el ser humano a lo largo de miles de años, pareciera que no sirve para nada y que un partido de tanta relevancia como es una semifinal se puede salir a jugar como un encuentro más.
A veces pienso que de nada nos vale Internet, porque pareciera que Jeaustin Campos y Paulo Wanchope no vieron la Master Class que dieron Pep Guardiola y Carlo Ancelotti el pasado martes en el Bernabéu.
Nuestros entrenadores, todos, deberían repasar este partido y muchos otros que se dan en las grandes ligas, donde los técnicos recurren a los grandes elementos de la estrategia para conseguir sus objetivos.
El terreno, el adversario, las condiciones climatológicas, la hora, las circunstancias del rival, sus necesidades, sus fortalezas, sus debilidades, las posibles sorpresas: estos son algunos de los elementos clave.
El arte de la estrategia militar, muy presente en Maquiavelo y que pasa por Carl von Clausewitz, para citar solo a un clásico, debiera de ser una materia de estudio obligada entre quienes se sientan en un banquillo.
Los buenos entrenadores que lean esta columna estarán de acuerdo conmigo en este aspecto, porque lo que vimos de Cartaginés y Herediano es que fueron a un partido más, sin ni siquiera tomar en consideración el elemento –circunstancial—de que en esta fase el gol visita vale doble en caso de empate.
La épica en el fútbol vale solo si es complemento de la estrategia, y no del caos y la desatención.
Cartaginés y Herediano están prácticamente condenados en ambas series por sus propias falencias, por sus propios yerros y por su falta absoluta de atención del gran cuadro que representaba la serie que están disputando.
Más estudio, señores, y menos WhatsApp y Netflix.