(LUNES 24 DE ABRIL 2023-EL JORNAL). Guadalupe ha descendido de forma oficial: y no es un dato menor. Es la prueba fehaciente de que se equivocaron cuando llevaron a Fernando Palome al banquillo, quien en 10 partidos no logró más que cinco puntos de un total de 30.
La dirigencia de Guadalupe, y del fútbol nacional, por extensión, tiene que entender que las repercusiones de una determinada decisión acarrea consecuencias en todos los campos, sean estos económicos o estrictamente futbolísticos.
En el caso guadalupano, la evidencia es demoledora: Walter Centeno no dejó el equipo en zona de descenso. Estaba dos puntos arriba de Santos y uno por encima de Guanacasteca.
Observo que algunos quieren zafar la tabla y desviar la atención, como si el entrenador Centeno fuera el responsable.
Tiene alguna cuota, claro está, pero si tuviera que ir a defenderse ante un tribunal, el técnico saldría, sin duda, airoso.
Ahora los directivos pueden lanzar balones fuera o el propio Palome que lo hizo con alguna elegencia y se entiende, porque bajar a segunda es un peso muy fuerte.
La realidad es que el caso de Guadalupe debe de servir de espejo para el resto de clubes. Las grandes decisiones y contratar o despedir un técnico lo es, deben realizarse de la manera más científica posible. De lo contrario, los equipos seguirán dando tumbos por aquí y por allá y tratando de disfrazar sus errores con afirmaciones como la de Robert Garbanzo que ahora dice que debió despedir a Centeno antes de que comenzara el Clausura.
Noto poca seriedad en nuestro fútbol. Y por eso estamos como estamos. A años luz del gran profesionalismo.
