(LUNES 07 DE AGOSTO-EL JORNAL). En la jornada tres del Apertura, Luis Ronaldo Araya nos volvió a recordar que el fútbol, ante todo, debe ser inteligencia, y que después puede ser músculo, esfuerzo, y compromiso.
La inversión de los valores, en este caso, no es gratuita, porque nos remite a la esencia del balompié de siempre: buen tratamiento de la pelota al servicio de la colectividad.
Los dos goles de Herediano ayer frente a Saprissa nacieron de dos excelentes acciones de Araya, que, primero le sirvió un excelente pase a Deiver Vega y en la segunda acción a Elías Aguilar.
Hay que recalcar que para jugar y anticiparse a la jugada que viene, se debe de contar con la complicidad del compañero, que es capaz de hacer el movimiento y prever lo que está pensando y ejecutando, casi al mismo tiempo, quien tiene la pelota en los pies.
No importa que solo fueran dos o tres momentos los de Araya ayer. Fueron brillantes y le recuerdan al jugador y a nuestro fútbol que aquí hay calidad y que por eso, ahora sí, debemos acompañar ese talento con entrega, compromiso y músculo.
En Cartaginés se deben preguntar cómo dejaron salir tan fácilmente Araya, cuando si lo hubiesen sabido guiar pudo haberse convertido en uno de los futbolistas más destacados del equipo, con un perfil para mercadearlo en el extranjero.
Se debe aclarar, eso, sí, que no basta con chispazos, que a esas luces, Araya debe acompañarlas con constancia y humildad, pero lo más importante, el talento, le pertenece y con él puede llegar, todavía, muy lejos.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL
