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Los milagros existen

(VIERNES 28 DE ENERO, 2022-EL JORNAL). La victoria de Costa Rica ante Panamá perfectamente encaja en el mítico y religioso mundo de los milagros.

Cuando la realidad es inasible se recurre a la literatura, a la fantasía, al esoterismo, en fin, a un discurso narrativo para tratar de aprehender el extraño fenómeno elegido.

La Selección venció a Panamá, que fue mejor de principio a fin, y aquí radica la grandeza y la belleza del fútbol, quizá el único deporte en el universo en el que se puede ganar sin pasar de media cancha, como bien lo ha constatado el hoy asistente de Pep Guardiola: Juan Manuel Lillo.

Esa afirmación de Lillo, que, por extrema al instante de pronunciarla, parece transformarse en una metáfora, sirve para explicar cómo la Selección de Luis Fernando Suárez salió por la puerta grande ante un equipo que tuvo mejor posesionamiento en la cancha, mejor circulación de la pelota, mejor cohesión y que generó al menos cuatro ocasiones claras de gol, sin que hubiese concreatado ninguna.

La Tricolor, por el contrario, de una posibilidad de gol, obtuvo el tanto que le dio el triunfo en una noche larga y milagrosa.

Si se analiza el resultado por separado es un gran triunfo, pero dadas las circunstancias, hay que esperar el desenlace en México y Jamaica. Los aztecas no están jugando nada, pero Costa Rica tiene muy poco para presionar al rival. Jamaica, entranto, es una incógnita indescifrabre en cada partido.

Con este panorama, entonces, hay que decir que ayer se ocupaba un milagro y ocurrió. Un equipo con un solo jugador en gran forma –Joel Campbell–, un gran arquero, y una defensa cumplidora, deja un gran vacío en el mediocampo, por donde pasa hoy el fútbol moderno.

La Selección ganó, pero a pesar de que se dijo que no importaban las formas, estas al final entran en la endemoniada ecuación que es el balompié y sí cuentan en el cómputo global.

Panamá pagó carísima su falta de acierto y se fue con las manos vacías del Estadio Nacional; sin embargo, para quienes vemos el fútbol con otros parámetros, quedó clarísimo cuál fue el mejor sin ninguna discusión, mientras que a Costa Rica le queda el rosario, el mito y la narrativa para tratar  autoentender cómo obtuvo la victoria.

Tras el partido de ayer, confieso firmemente ante el altar de la vida que los milagros existen.

 Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FxD y en EL JORNAL

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