(MARTES 07 DE MARZO 2023-EL JORNAL). Que un jugador en el minuto seis del juego, le pegue una patada en la cara a su colega, solo deja entrever que ese futbolista no salió al campo con la concentración necesaria y con esa acción condicionó a todo el equipo.
No es una suposición, fue lo que hizo Andrey Mora de Guadalupe ante Alajuelense en el encuentro en el que los manudos se impusieron 4 a 0, en un partido que pudo terminar en una goleada peor.
Y pareciera que los futbolistas no aprenden de sus colegas. Ayer, en el Carlos Ugalde Álvarez, el defensor argentino Lucas Meza se autoexpulsó en el minuto 5 y al 17 hizo lo propio Junior Delgado. Nuevo partido y Pérez Zeledón a defenderse el resto de los 73 minutos.
Son acciones que deben llamar a la reflexión a todos los clubes, porque si se analizan esas jugadas no fueron en situaciones apremiantes, sino totalmente normales en un encuentro de fútbol, lo que lleva a la conclusión que, perfectamente, esas expulsiones pudieron evitarse.
La responsabilidad, en estos casos, es enteramente individual. Es imposible que un entrenador controle ese tipo de situaciones. Lo que sí puede hacer es establecer políticas que les hagan entender los alcances de ese proceder.
En el fútbol nacional estas autoexpulsiones tienen que superarse, porque en el campo internacional podrían penalizar doblemente a los equipos infractores, toda vez que jugar con uno o dos de menos puede resultar catastrófico, dadas las diferencias existentes.
Falta inteligencia emocional a raudales en nuestro fútbol: Pérez Zeledón y Guadalupe saben de lo que hablo.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FxD y EL JORNAL