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Lamento tener razón

(VIERNES 17 DE NOVIEMBRE-EL JORNAL). Lamento tener razón: pero lo dije y lo reafirmé antes del partido: esa idea de jugarle a Panamá de igual a igual anunciaba un desastre y se produjo el desastre.

Sí, hay que reiterarlo, la noche de ayer en el Estadio Ricardo Saprissa, sede mágica para convertir a la Selección en un equipo formado y trabajado, fue un desastre.

Lamento tener razón: pero ya habíamos advertido de que más allá de la buena voluntad era un error que el señor Gustavo Alfaro dirigiera esta serie contra Panamá.

Responsables: hay dos grandes responsables. El señor Gustavo Alfaro y el señor Osael Marato. Alfaro por querer dar un golpe de efecto y sentarse en el banquillo. El tiro le salió por la culata, como reza el sabio refrán. Y Maroto por permitir semejante improvisación.

Reunidas ambas, constituyeron el caldo de cultivo para un juego en el que desde el minuto 1 al 94, la Selección de Panamá fue amo y señor del partido. Que se va a presionar arriba. Que se va a tener la pelota. Que los laterales y su aporte ofensivo. Que el desequlibrio por las bandas. Señores, el fútbol no vive solo de discursos. Está genial que el señor Alfaro tenga un buen verbo, como decimos en el argot popular, pero así no se ganan encuentros ni pases a la Copa América.

Lamento tener razón: pero lo dije en mi calidad de periodista, el de ayer era un partido para tirar de pizarra y de ESTRATEGIA, y subrayé ESTRATEGIA con mayúscula, porque si Costa Rica se hubiese asumido inferior a Panamá y hubiese ideado un plan de juego para complicarle el accionar a los canaleros, probablemente la historia habría sido distinta.

Lamento tener razón: Ahh, no, pero la euforia, la vanidad, los 1000 partidos dirigidos como profesional, facultaban al señor Alfaro a emprender la osadía de mandar a sus jugadores a hacer el partido de sus vidas y terminaron haciendo el rídiculo.

Lamento tener razón: pero me dio pena ver a la Selección Nacional golpeando de manera malintencionada a algunos jugadores de Panamá. Pablo Arboine debió ser expulsado por esa falta antideportiv — e impropia de un profesional del fútbol como habría dicho Iván Mraz–, contra un colega como Edgar Bárcenas.

Lamento tener razón: pero lo dije también: no se puede equiparar a pura emoción un trabajo de tres días con uno de tres años.

Lamento tener razón: pero ese cuento de que la presión en el estadio Ricardo Saprissa era óvice para desestabilizar a los rivales, y en este caso a Panamá, terminó incluso en un meollo desagradable, con una afición que confundió un partido de la Selección con un partido local, en el que estaba en juego el honor de Saprissa y la Liga.

Lamento tener razón: pero la escogencia del técnico demoró más de lo que exigían las circunstancias y ya tuvimos la primera muestra del precio de esa incapacidad para decidir en tiempo y forma.

Lamento tener razón: pero lo dije y lo reiteré hasta la saciedad, lo que se necesitaba era un técnico que conociera el medio para que no pasara lo que ocurrió en el extraordinario ridículo ante Panamá.

Lamento tener razón: se vende mucho humo y esoterismo en el fútbol. Por eso recomendé al Ministerio de Salud que para 2024 habra la Oficina de Regulación del Humo en el Fútbol de Costa Rica.

Lamento tener razón: pero buena parte de mis colegas compran discursos con una candorosidad increíble y así se vuelven voceros de falsos y hermosísimos discursos, llenos, claro está, del más puro humo imaginable.

Lamento tener razón: ¡pero mejor no sigo, para no hundir nadie!

 

Esta es la columna número 213 publicada durante este año 2023.Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL.

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