(JUEVES 28 DE OCTUBRE, 2021-EL JORNAL). En un mundo iluminado por la ciencia, quizá el fútbol quiera incorporar elementos que lo vuelvan más trascendente. Un viejo lema de la ciencia dice: lo que no se mide, no existe.
Y por eso el fútbol no solo rinde hoy pleitesía al big data, sino que también empieza a aventurarse a aspiraciones mayores, como desarrollar su propia teoría del caos.
Una teoría del caos en la que la improvisación administrativa sea la que guíe y lleve a los clubes y a las selecciones por el camino del éxito.
El primer gran equipo en apostar por la teoría del caos es el Barcelona, que en menos de un año perdió a su gran estrella Lionel Messi, a Luis Suárez y a Antoine Griezmann, en medio de una crisis económica sin precedentes.
Ahora el Barça, para seguir en esa línea de la teoría del caos como alternativa a las viejas prácticas, acaba de despedir a su otrora ídolo Ronald Koeman.
Esta teoría del caos tiene como característica que la alimentan las promesas y las ilusiones, como átomos y electrones que giran alrededor del verbo, como si asistiéramos a la creación del mundo, retratado tan literarimente en el Génesis.
Y esta teoría del caos ya tiene adeptos en el mundo, como si de una secta futbolística se tratara: les digo que ya en Costa Rica– en esta Tiquicia, linda y querida, tan adelantada siempre, como cuando San José se convirtió en una de las primeras ciudades del mundo en contar con alumbrado público—está de moda esta nueva forma de ver el fútbol.
El mejor ejemplo es la Comisión Técnica creada por la Fedefútbol, cuyos miembros disparan declaraciones aquí y allá, y después aclaran que de ninguna manera pretenden condicionar al técnico Luis Fernando Suárez, quien por demás ya está sentenciado.
Pase lo que pase ante Canadá y Honduras, ya al técnico le retiraron la confianza y le han puesto sombras a su alrededor. No hay entrenador serio en el mundo que pueda trabajar en esas circunstancias.
Y si tienen dudas, vayan al expediente del Barcelona, donde en enero Joan Laporta le anunció a Koeman que le diera 15 días para buscar un reemplazo, y si no lo consigo, le dijo, sigue al frente del equipo.
El caso es que en esa teoría del caos, patentada por el Barça, ya se inscribió nuestro fútbol y el primer gran experimento se vive hoy a todo color, con una Comisión Técnica con potestad para traer jugadores, observar entrenamientos y quién sabe si hacer la alineación ante Canadá y Honduras.
Caos, caos, caos: esta es la nueva estrategia del fútbol nacional.