(MARTES 05 DE OCTUBRE, 2021-EL JORNAL). La Selección de Costa Rica es un volcán que en cualquier momento estalla. Los vulcánologos miden segundo a segundo su comportamiento y los indicios llevan a pensar en una explosión impostergable.
La renuncia de jugadores a días del segundo ciclo de la eliminatoria a Catar 2022, las incongruencias del técnico Luis Fernando Suárez, la debilidad federativa con un presidente como Rodolfo Villalobos, al que el Ministro de Salud lo descalifica con sus políticas y lo trata como si fuera un aprendiz.
Jugadores que se creen ungidos. Que no aceptan críticas y que en el terreno de juego pasan sin pena ni gloria. Sí, hablo de Randall Leal, un futbolista medio, que en otra época no sería llamado ni a la Selección C. Y si duda de ello, hable con los Cayasso, con los Claudio Jara, con los Álvaro Solano, incluso con los William Sunsing.
Ahhh, cuando el volcán está punto de estallar muchos hacen ruido convencidos de que el rugido volcánico los protegerá.
Se llega a octubre en medio de una enorme tensión. No hablamos de cómo podrá jugar el seleccionado en Honduras, si buscará pararse atrás a toda costa, en espera de algún contragolpe salvador. No hablamos de lo técnico-táctico, porque en el ambiente se respira el azufre de lo que en días podría ser la lava volcánica y el caos que viene con ella.
Se habla de la renuncia de Manfred Ugalde. De las desacertadas declaraciones de Suárez en su momento. Se habla de la duda de por qué un futbolista como Bryan Oviedo es convocado si no juega ni un minuto en su club. Se habla de las razones que llevan a la convocatoria Orlando Galo, y hay incertidumbre y dudas por doquier.
De fútbol se habla poco, porque al interior de la Selección soplan vientos alisios adversos, que auguran que podrían transformarse en tormenta.
Se jugará en el Estadio Nacional ante El Salvador sin público, mientras que frente a Honduras se disputará el encuentro casi a estadio lleno e igual sucerá contra Estados Unidos.
Suárez llegó como apagaincendios y cada vez se le ve más perdido. Podría, perfectamente, levar anclas a su país natal a mediados de octubre.
No ruge el Arenal, el Turrialba, el Rincón de la Vieja o el Irazú: ruge la Selección, mientras en los hornos de su volcán hierve la lava, se revuelven las piedras y los materiales que los malos resultados de octubre podrían precipitar.
La Selección Nacional es un volcán y una bomba de tiempo. Octubre, octubre, octubre, como diría el poeta, para darse aliento, antes de escabullirse temeroso del desenlace final.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez
Esta columna se publica a diario en FxD y en EL JORNAL