(JUEVES 28 DE DICIEMBRE-EL JORNAL). En el ambiente navideño que todavía prevalece en este fin de año, el Real Madrid tiene el desafío de renovar a Carlo Ancelotti, por lo que significa el entrenador para el club, la plantilla y por la sabiduría que transmite el técnico en todo lo que hace.
Si se tiene a un entrenador de su calibre y con toda la disposición para continuar en el club, ¿por qué razón no se le confirma de inmediato, a sabiendas de que en el mercado no hay nadie mejor para digirir al Real Madrid?
Hay una razón maquiavélica que, viniendo de ese gran estratega que es Florentino Pérez, a mí no me sorprende, pero sí podría sorprender al lector.
La hasta ahora no renovación a Ancelotti se da, desde mi punto de vista, porque Florentino sabe que esta presión que supone esa incertidumbre, obliga al técnico a ser el mejor cada día y le evita que de manera inconsciente se relajarse.
Ancelotti, de forma inconsciente , a planteado partidos en los que no ha tenido todo el rigor que lo caracteriza, de modo que Florentino sabedor de tales situaciones, está jugando al gato y al ratón para sacar el máximo rendimiento de su técnico.
Puede sonar inverosímil que un club de la talla del Real Madrid juegue con este elemento casi invisible, pero cuando de ganar se trata hay que recurrir a todos los elementos legales y morales posibles, y este es uno de ellos, y Florentino lo maneja a las mil maravillas.
Al final, no tengo ninguna duda, Ancelotti continuará en el banquillo blanco cuando confirme su título de Liga y cuando el Real Madrid, quizá, alcance la decimoquinta Champions.
*Esta columna se publica diariamente. El autor es Premio Nacional de Periodismo y escritor.