FÚTBOL PRESSING
(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 10 DE ABRIL, 2018-EL JORNAL). Ayy, el fútbol. Ese deporte incomparable. Hoy, contra todos los pronósticos, la Roma ha dejado en el piso al gran Barcelona y lo ha sacado de la Champions.
Una Roma intensa. Que corrió los 94 minutos de principio a fin. Una Roma que le jugó al Barcelona sin temor. Con irrespeto. A tal punto llegó el equipo italiano, que en varios tramos el club azulgrana empezó a perder tiempo. ¿Pueden imaginar que el equipo que tiene al mejor jugador del mundo, se dedique en el Olímpico de Roma a perder tiempo?
No es pensable, pero aquí radica la belleza del fútbol: en su imprevisibilidad. En ese azar está la maravilla de este deporte, aunque en realidad sobre el césped del Olímpico lo que hubo fue un equipo que jugó mejor que su rival a lo largo de todo el encuentro.
Se va por la puerta de atrás el Barça y sin haber demostrado lo que esperan sus seguidores.
La Roma da la gran sorpresa de la Champions. Muy bien por Eugenio Di Francesco, que enfrentó al equipo de Messi sin complejos, y justamente de eso se trata la táctica y la estrategia, de intentar superar al adversario a sabiendas de que el otro es mejor.
En las declaraciones hechas por Ernesto Valverde, tras el juego, quedó claro, a poco de haber terminado el partido, que el entrenador no sabía a ciencia cierta las razones de la inesperada derrota.
Una proeza de la Roma, porque remontar un 4-1 era una tarea que parecía inalcanzable ante el Barça, que se apresta a celebrar el título en el campeonato español, pero que se queda por tercer año consecutivo sin la posibilidad de disputar la tan preciada Champions.
