(JUEVES 16 DE JUNIO -2022- EL JORNAL). Obtenida la clasificación a Catar, los jugadores Joel Campbell, Bryan Ruiz y Keylor Navas, cada uno a su manera, recriminaron a la prensa por las críticas durante la eliminatoria y entre los argumentos esgrimidos estuvo el que no siempre apoyaron al unísono como lo demandaban las circunstancias.
Se entiende que en el fragor de la victoria, con la adrenalina a tope se dieran el gusto de tiarle unos dardos a la prensa deportiva costarricense; sin embargo, hay que aclararle, por aquello de las moscas a los futbolistas citados, que la prensa ni ahora ni nunca, ni en deportes, ni en política, ni en economía o cultura, debe ser comparsa de nada ni de nadie.
Le corresponde al otrora cuarto poder, porque ahora ya no sabemos dónde estamos, ejercer una función fiscalizadora sobre la actividad a la que le da cobertura periodística y en ese sentido el periodista no está para la palmadita fácil, ni para el “selfie” con el futbolista, ni para andar con tambores y trompetas por aquí y por allá.
Un sector de la prensa, entre el que me incluyo, critió con severidad a la Selección Nacional, en especial en la primera vuelta de la octogonal, en la que obtuvo seis puntos de 21 posibles, y las cifras aquí hablan por sí solas.
No se trata de tirar palos, como se quejó el entrenador Luis Fernando Suárez, sino de ejercer la función para la que existe la prensa: la prensa no hace relaciones públicas, para eso hay profesionales muy calificados, ni se pone camisetas, del color que sean, ni calla ni aplaude, sino que informa, pone en balance las situaciones y busca darle al lector, televidente o radioescucha los elementos necesarios para que se forme sus propios juicios.
Por lo tanto, ante el desahogo de Campbell, Ruiz, Navas y el propio Suárez, hay que precisarles cuál es nuestra función y ha quedar absolutamente claro, que una prensa seria, responsable y profesional jamás es comparsa de nada ni de nadie, con las implicaciones que ello conlleva, que muchas veces se traduce en que la fuente establece una muralla de por medio.
Ni en esos casos, una prensa profesional debe doblar el brazo, para eso están los youtubers y los payasos.