(MIÉRCOLES 17 DE AGOSTO, 2022-EL JORNAL). El caso del Manchester United, hoy hundido en la Premier League, y tras unos años farragozos en los que no ha encontrado el sustituto al legendario Sir Alex Fergurson, es una muestra de que el dinero no lo es todo.
Es uno de los equipos más poderosos de Inglaterra y del mundo desde el punto de vista económico, pero al lado hay que cuidar la tradición, la grandeza que hace que un club sea lo que es y no solo se maneje en el ámbito de las apariencias.
Otro grande, esta vez en España, anda con pasos por esa misma senda y es el Barcelona, que ha realizado un derroche de dinero increíble, en tiempos en que su economía se tambalea.
Son maneras de gestionarse. Un ejemplo que le dio la vuelta al mundo fue el del Eibar, hoy en segunda categoría, pero con un presupuesto ínfimo, un estadio para 6000 personas y unas posibilidades materiales limitadísimas, convirtió en oro casi todo lo que tocó y demostró que una sana administración puede paliar las carencias de dinero.
Lo que sucede en el ámbito internacional, lo bueno y lo malo, debería ser espejo para que nuestro fútbol evite meterse en laberintos. Ya Saprissa vivió una crisis por errores brutales de gestión que estuvieron a punto de acabar con el equipo más glorioso del fútbol de Costa Rica.
Por eso, lo que sucede con el Manchester United debe llamar a la reflexión. Y encima, los diablos rojos tienen a una estrella que no sabe a dónde ir, que solo piensa en ella, y que pese a los muchos años que haya estado en el fútbol, todavía no comprende que esta empresa va de equipo, que los llaneros solitarios quedan para el Oeste y para las películas en blanco y negro.
Hoy, el Manchester United es un pordiosero al que se le caen los millones y todavía no se ha dado cuenta.